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El sonido de las aves, del agua correr en la fuente y el toque en la puerta de roble, hicieron que Ethan odiara las mañanas y se rehusara a dejar la suave cama de su habitación. Por primera vez no sintió extrañeza al llamar ese lugar como suyo y se regocijó al toque de las cobijas sobre él.

Hürrem —volvieron a llamar en su puerta con más insistencia. Él omega no pudo evitar jadear molesto, la voz de Elit se había vuelto más fuerte pero él no se quería levantar.

Hürrem...¿deberíamos llamar al amir?—se escuchó el susurro de Kenia a sus compañeras. Ante la mención de Assaf el castaño se incorporó en su cama rápidamente, era muy temprano para lidiar con problemas de tal índole. Y  su vergüenza en esos días y el poco control de su lobo que había tenido desestabilizaban sus sentidos, sería más agible evitar al alfa por ahora.

—¡No, no! Estoy despierto, pueden pasar —contesta apresuradamente. Las mujeres tenían una expresión divertida en sus caras y Ethan se preguntó si lo habían hecho a propósito.

—Buenos días, hürrem —se inclinaron todas al mismo tiempo. Ethan solo asintió mientras restregaba sus ojos, sabía que no podía convencerlas de ser más informales con él.

—Le hemos traído el desayuno Hürrem, puede tomarlo mientras lo vestimos —se acercó Kenia con una bandeja en sus mano. Eran... Ethan no sabía qué comida eran los platos frente a él, pero tenían un olor exquisito; así que comió un bocado mientras disfrutaba el explosivo sabor en su boca.
Las mujeres empezaron a quitarle las batas a las que llamaban pijamas.

El omega se preguntó si era un requisito que fueran las ropas transparentes para poder usarlas.

—Esto es delicioso,¿que carne es?—preguntó con sus mejillas llenas de comida.

—Es cordero hürrem, esta mañana se le mató —explicó Elit mientras arreglaba su cabello. El omega casi se atraganta.

—¿Mataron?

—Por supuesto hürrem, la carne que le damos a usted debe ser de la mejor calidad, no vamos a comprarla al mercado. Carne fresca implica más fertilidad en él omega —continuó Elit. La palabra fertilidad le quitó el apetito a Ethan.

—Ah, claro —murmuró antes de dejar el plato de carne a un lado y empezar a picar las fresas.

Mientras lo vestían con unas prendas similares a las de ayer, pero menos elegantes, llamaron a su puerta por segunda vez en el día. Ethan sintió su corazón palpitar con rapidez.

—El doctor está aquí, hürrem —anunció una voz un poco menos gruesa que la de Assaf, si no se equivocaba Ethan era Yusef. El olor del otro alfa no dio indicios de presencia.

—Pasen —indicó el omega ignorando la sensación ácida en su estómago.

Los dos hombres entraron con paso dudoso, palpando el olor del omega para saber que estaba bien entrar a sus "territorios".

—El amir tuvo que atender unos asuntos en la empresa, una disculpa hürrem —habla Yusef con ese mismo aire despreocupado y amable. El castaño no pudo evitar un sentimiento de molestia al pensar que ellos creían que la presencia de Assaf era necesaria, ¿creerían que se enojaría por eso? Ethan decidió no decir nada y asintió.

—Un placer conocerlo, hürrem —el viejo dio un paso en frente mientras ponía sus manos sobre su cabeza—. Soy Elak, el médico principal de los omegas en la familia Hasmet.

Tenían un médico propio, animales exóticos y personal que parecían ser de de carácter élite, Ethan no se sorprendería si le dijeran que tenían un cohete espacial propio en la familia de Assaf. Lo que sería absurdo para sus propios pensamientos.

Mafia RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora