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La mano de Assaf se traslada hacia su espalda, sus ojos se mantienen sobre los de Ethan con un brillo ligero de amatividad. Ethan queda mudo ante cualquier sonido que pueda salir de su boca mientras el alfa hace caricias suaves en forma de círculos que provocan un estremecimiento involuntario en Ethan, causando que la ligera sonrisa de Assaf se ensanche un poco más.

Sus dedos juegan con las ropas ligeras y suaves de Ethan, la tela parece casi inexistente con el toque severo del alfa.

—Te ves bien usando esto, oğlan —susurra Assaf inclinándose hacia el oído de Ethan, quien retrocede ligeramente por el cosquilleo del aliento caliente del alfa.

Ethan de repente se dio cuenta que no sabía contestar a un coqueteo directo. Años de inexperiencia e indiferencia estaban trayendo consecuencias negativas de las que arrepentirse.

Cuando pensaba en una respuesta rápida sin verse más cenutrio y apenado de lo que ya se veía, la mano fría de Assaf traspasa su ropa con un movimiento parsimonioso.

—Pero ciertamente disfrutó más verte sin ella.

Ethan respinga cuando Assaf lo encierra en un beso demandante e inesperado, no hay picoteos o vergüenza alguna en el acto por parte de Assaf. Ethan se ve inmovilizado y trata de seguir el ritmo de los labios del otro hombre, pero la experiencia de Assaf se hace difícil de superar. La lengua del alfa hace cosquilleos en la suya, los toques de la mano debajo de su ropa hace lo mismo con sus nervios. Assaf pone una mano sobre su nuca y profundiza el beso aún más, el aire desaparece de los pulmones de Ethan cuando siente el latido del pecho de Assaf sobre el suyo. La tela delgada y los pantalones a la medida de Assaf le hace consiente de la parte que se encuentra debajo del cinturón negro del alfa.

Ethan no sabía que tipo de relación tendrían una vez que Assaf se fuera a América, no habían establecido nada después de todos sus encuentros. Pero de alguna manera el último celo en el que estuvieron juntos había dado un indicio de parteaguas en su relación.

Ethan ya había admitido desde hace mucho que había extrañado al alfa, cada día parecía haber recibido una estaca de hambre por él y su presencia, que ahora, al verlo y sentirlo, no podía más que diluirse con el aire caliente a su alrededor.

Estaba abierto a posibilidades, más aún cuando tenía más claros sus sentimientos. No era necesario cuestionar al alfa sobre los suyos, no cuando las acciones de Assaf hacia él no eran nada indiferentes. Si estaba equivocado con algo, por lo menos tendría esto.

Y era por eso que estaba ahí, dejándose ver tan vulnerable como nunca nadie lo había visto; permitiéndose ser libre entre las suaves caricias y los besos excitantes de Assaf, que parecían querer consumirlo aún más.

No pudo sentirse más que fastidiado cuando la punzada del recuerdo de la foto de Assaf y Ali Yilmaz volvió a restablecerse en el fondo de su mente, su cuerpo se tensó ligeramente y sus labios retrocedieron en automático.

Assaf lo observa con ligera confusión. Sus ojos se apagan en vacilación.

—¿Te he incomodado?—pregunta con un matiz preocupado. Ethan niega rápidamente con la cabeza, su respiración aún se estaba acostumbrando a la proximación de su rostro contra la del alfa.

—No, no, es solo que...—su voz se apaga cuando se da cuenta que no sabe cómo explicar la inseguridad de su lobo. No quería llamar ese tipo de emociones con la
palabra celos, pero realmente no sabía cómo plantear la situación.

Assaf se acomoda ligeramente sobre él.

—Hay algo que no me has dicho —Assaf no pregunta, es una acusación segura de su parte. Ethan tuerce la boca, y después de unos segundos largos asiente en afirmación. Assaf vuelve a un rostro serio y neutral—¿Qué pasa?

Mafia RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora