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—Está en Kilyos —la voz de Kim era baja en la extensión de la habitación, sus manos temblaban y no se atrevía a alzar la cabeza. Esta clase de penas no se pronunciaban con voz y cuerpo recto, ni siquiera el siendo alfa, el estrato superior de esta sociedad, puede encontrar las agallas para enfrentar a la persona frente a él. Su silencio prolongado y la imagen de su espalda mientras observaba la tormenta afuera le hacía querer doblegar el cuello—. La mezquita familiar...hürrem...le aseguró que se encuentra cómodo, Alá lo tiene en su gloria ahora.

Silencio.

Después de varios minutos largos; Ethan sigue sin decir nada, Kim se inclina con respeto un poco, esperando ver algún atisbo del rostro del omega que le permita saber su estado. Su mano tiembla en el botón en su mano, preparado para usarlo si se requiere intervención médica inmediata.
Pero Ethan se muestra impasible, con sus ojos cristalinos mirando hacia el frente. Una neblina parecía haberse posado sobre su mente, incapaz de hacer que alguien lo alcanzara desde esa oscuridad. No había lágrimas en sus ojos, ni gritos de dolor que inundarán en las paredes.

Todo eso fue sustituido por una risa hueca y baja, un sonido agrio que se filtró entre sus palabras, resonando en el aire de la habitación.

—¿De qué estás hablando, Kim? —respondió Ethan con voz apenas audible, su tono carente de vida—, Jabir está esperándome, no digas cosas tan horribles.

El corazón de Kim se hunde ante la respuesta de Ethan y sus pasos vacilan en caminar o no, se encuentra completamente desestabilizado.

Hürrem...—su voz tiembla, apenas encontrando la fuerza para salir—Lütfen...[Por favor...]

—Kim, no puedo dejarlo solo —Ethan interrumpe sin ganas, con un tono más fuerte de lo normal para acallar los susurros del alfa hacia él—. Arregla mi traslado directo para la mansión Mavi.

Kim cierra los ojos con pesadez y su labio tiembla ligeramente mientras baja la cabeza. La habitacion se llena con una presion axfixiante, Kim suspira y apenas es capaz de mantener la compostura para estar de pie. Ver en ese estado a Hürrem... se siente inservible. La insuficiencia había estado envenenando desde hace un tiempo las filas de servicio en el clan desde que Hürrem fue ingresado.
Varios alfas de la eve incluso habían incursionado a un voto silencioso* temporal, todos ellos sentían una culpa injustificada por el fallo en la salvaguarda de Hürrem. Incluso si estuvieran exentos de cualquier tipo de relación en el asunto que llevó al estado crítico del omega, sentían que había sido una falta a sus votos de lealtad. Kim lo entendía con más fuerza ahora ¡La ineptitud realmente pesaba en ciertas situaciones dolorosas!

Su cuerpo se tambalea ligeramente mientras se recompone, la imagen que le ha mostrado a su Hürrem es deshonrosa para él. Siente que ha olvidado su posición por un momento en esa habitación silenciosa, donde su rol se basa en la lealtad que pueda ofrecer. Incluso si el mar fuera azul bajo el cielo, ellos mismos lo pintarían de rojo si Hürrem lo pidiera.

—Comprendo, Hürrem —responde Kim con voz entrecortada, reverente y lleno de tristeza—. Haremos todo lo posible para organizar su traslado directo a la mansión Mavi lo más pronto posible.

Kim se despide con un gesto largo de respeto y se retira de la habitación con pasos silenciosos. Ethan no responde ni voltea, tampoco ofrece un leve movimiento a su dirección. Sus ojos cristalinos permanecen fijos en un punto invisible, casi pareciendo escondido entre la nieve que se ha acumulado en las calles y edificios debajo de él. El silencio pasa de pared a pared en la habitación, interrumpido solo por el sonido distante de la tormenta afuera.

Ethan no hace nada para detenerlo.























El ambiente en las clínicas era desagradable. Casi lúgubre y exinanido, sumido en una mezcla de silencio y olor a desinfectante. Para Ethan, cada paso que daba por aquellos pasillos parecía sumergirlo en una atmósfera opresiva y claustrofóbica, rodeado de tantos colores apagados y atención en demasía le hacía sentir enfermo. Por lo que por segunda vez en el día da un vistazo a la habitación que le tiene cautivo desde hace tres semanas. La nueva terapeuta que le asignaron—la psiquiatra Cha—le dijo que era una buena forma de distracción para la ansiedad que ha estado acumulando en los ultimos dias.

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