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—Ha sido un error decírtelo hasta ahora, pero ocultarlo me ha traído el mismo resultado al que le teníamos miedo.

Ethan, con una expresión más tranquila, mira a Yusef a los ojos, buscando aclarar su mente.

—¿Y cual sería?

—Perderte.


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Ethan regresó a la sesión con pasos silencioso y con la mente en blanco, dejándose guiar obedientemente por el equipo de Vogue hasta uno de los jardines exuberantes. Los árboles altos y frondosos proporcionaban una sombra refrescante bajo el sol de la tarde. El entorno era una verdadera maravilla, con rosales en plena floración y un aroma dulce que llenaba el aire.

Ethan observa a las asistentes que cuidadosamente ajustaban su vestuario y las joyas que llevaba, moviéndose con una precisión casi estresante. A pesar de la atmósfera tensa que había dominado antes de su descanso, ahora el equipo parecía encontrar su ritmo. Mientras posaba bajo el dosel de un árbol, Ethan mantenía una mirada intensa, su mente todavía revuelta por las revelaciones de Yusef.

Nota a Assaf a lo lejos, rodeado de asistentes que le entregaban papeles que él observaba por breves momentos antes de firmarlos y pasar al siguiente manojo. Y aunque estaba a cierta distancia, la presencia del alfa llenaba el lugar. Era como si el espacio se contrajera y expandiera en torno a él.

Ethan observa a Assaf mientras su corazón latía con un ritmo diferente al habitual. Assaf, inmerso en su labor, no nota el escudriño de Ethan, quien observaba en silencio desde la distancia. De repente, un movimiento extraño surge desde su cuerpo, sintiéndose desde su vientre. Ethan respinga y se dobla con sorpresa, poniendo a todos alerta.
La sorpresa en la expresión de Ethan es innegable, y por un breve instante, el silencio se cierne sobre el jardín. Todos los presentes, fotógrafos, asistentes dejan de lado lo que estaban haciendo y dirigen sus miradas hacia él.
En un abrir y cerrar de ojos, Assaf se encuentra a su lado, con preocupación reflejada en su rostro.

«¿Cómo llegó tan rapido desde tan lejana distancia en la que se encontraba? »

—Ethan, ¿estás bien? —pregunta con urgencia, observándolo con ojos llenos de angustia, ignorando la interrupción que sucedió debido a su reacción.

Ethan tarda unos segundos en responder, aún un poco sorprendido por lo que acaba de experimentar. Mira a Assaf y se lleva una mano al vientre.

—Patadas... —susurra con asombro. Lo que acababa de sentir no podía ser otra cosa que el movimiento de sus bebés. La emoción se mezcla con su sorpresa, y una sonrisa nerviosa se forma en sus labios. —Creo que acabo de sentir a los bebés, Assaf. Sus patadas, son... sorprendentes.

Assaf, al darse cuenta de lo que realmente sucedió, suaviza su expresión con alivio. Su corazón latía rápido debido a la preocupación, pero ahora una sonrisa parece querer formarse con extrañeza entre sus labios. Quiere decir algo, pero nada sale de sus labios después de un rato. Su mano rodea a Ethan desde la cintura, y le ayuda a incorporarse con cuidado, el omega detiene sus movimientos.

—¿Quieres...?

Assaf se queda inmóvil, con una expresión de confusión que congela a todos. Ethan siente el cuerpo del alfa tenso, y se prepara para una negación de su parte. Quiere separarse, pero la mano que le sostiene se desliza con suavidad hasta posarse en su vientre, donde sus bebés aún parecen estar en movimiento. El omega observa el cambio en las facciones de Assaf casi de inmediato: Su rostro—e incluso olor—se vuelven dulces, envolviendo a Ethan a su alrededor alrededor, quien tiene el impulso de perfumar todo el cuerpo de Assaf por la aceptación de la fuerza de sus cachorros. Pero no lo hace, y decide mantenerse calmo mientras observa en silencio la emoción de Assaf, moviendo su mano una y otra vez sobre la curva de su estómago.
El mutismo sigue entre ellos, solo interrumpido por el rumor distante de la sesión de fotos que continúa alrededor de ellos.

Mafia RojaWhere stories live. Discover now