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El regreso fue silencioso, ninguna palabra se susurró en todo el camino hacia la habitación de Ethan. Las bajas temperaturas,incluso dentro de la casa, hicieron temblar ligeramente a Ethan, realmente no podía encontrar divergencias en el beso de hace unos minutos y su estado aparentemente nervioso.
El peso de algo sobre sus hombros le hizo dar cuenta del calor corporal aún presente a su lado. Assaf había deslizado su abrigo gris sobre el cuerpo de Ethan.
Incluso el alfa había empezado a cambiar su ropa para no hacer constraste con las nubes grises que se empezaban a ver en el país.

Ethan susurró un ligero "Gracias" que no fue contestado más que por un sonido de aceptación por parte del alfa.
El sonido distinguido y armónico de las cigarras fue todo lo que les acompañó hasta las puertas de sus alas.

Assaf se quedo en el límite de la puerta, Ethan no se atrevió a invitarlo a pasar, y a pesar de que quería hacerlo—y pugnar su olor sobre el cuerpo del alfa para que mañana los omegas lo notaran—su boca permaneció cerrada. Pareció haber un entendimiento silencioso en los ojos de Assaf.

—Buenas noches, Ethan.

El castaño asintió, sosteniendo fuertemente la ropa sobre sus hombros.

"¿Seguiré siendo el único omega para ti mañana?", las palabras estaban entre el precipicio de sus labios. Pero de igual manera decidió silenciarlas.

Confianza, ¿podría ser la única herramienta que le quedará para mantenerlo cuerdo?

Por ahora era lo que le quedaba.


Assaf cerró la puerta
después de un momento, Ethan no lo detuvo y se quedó parado en esa posición por un rato más. Ni siquiera el eco de sus pasos llego a oídos de la turbulencia en la mente de Ethan.





























Sus citas con los nuevos artistas omegas cuyas obras estarán en la nueva sección de la galería era esa mañana. Si acordaban un trato de cooperación mutua y la construcción del nuevo espacio quedará completa a finales de diciembre, Ethan calculaba la inauguración de la nueva sección para mediados de enero.
La idea de distraerse con cualquier cosa era sumamente atractiva en esos días.

Por lo que no perdió tiempo ni en las primeras horas de la mañana. Eran las seis cuando despertó, el alba estaba haciendo una vista hermosa contra los azulejos de las ventanas de su habitación, sus pies se deslizaron contra el mármol frío hasta sus cuartos de baño, el sonido del agua pareció haber despertado a Jabir, cuando salió de asearse el tigre lo veía con sus orbes bien abiertos, moviendo su cola blanca en deslizamientos parecidos a un metrónomo; sin embargo, se quedó en su lugar, una cama pequeña y entera para su uso único que habían traído hace unos días atrás. Ethan había sentido la dependencia mutua por parte de los dos una semana después de que Assaf se fue a Canadá, la realización no le molesto ni perturbo, Jabir era una compañía mucho mejor de la que podían ofrecer varias personas que había conocido a lo largo de su vida.

Su mano se deslizó sobre el lomo del mamífero como cada mañana, y sonrió ligeramente cuando Jabir empezó a limpiar las gotas de agua sobre su pelaje que caían de las puntas húmedas del cabello de Ethan.

Fueron las siete cuando sus  banyalar llegaron a sus alas,  y se mostraron sorprendidas de verlo despierto incluso antes de que ellas fueran a prepararlo. Ethan usualmente no era una persona de mañanas.

Mafia RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora