[B2] Transmigré al cuerpo del villano ahora trataré bien al protagonista

249. ¿No es bueno estar vivo?

Sin embargo, ¿cómo podría Ke Ruan aturdido alejar a Lin Jinsheng?  Cuando de repente se liberó de ella, Lin Jingsheng estaba completamente despierta.

Se mordió la punta de la lengua con fuerza.  Ahora no era el momento de decir tonterías.  Mientras fuera al día siguiente, Su Alteza le pertenecería.  Entonces, ¿cómo no podría explicárselo otro día?

Lin Jingsheng, que se había recuperado de la histeria, cruzó la habitación para bloquear su salida y se abalanzó sobre él.

Ella entrelazó sus brazos como jade blanco alrededor de su cuello, y el aroma de mujer flotó en su nariz.

El sentido de Ke Ruan le decía a sí mismo que debía resistir, pero su cuerpo parecía haber llegado a su límite y no podía aguantar más.

"Su Alteza, déjeme complacerlo".

En trance, el rostro frío de Si Yuhan apareció frente a Ke Ruan.  Cuando los tiernos labios rojos de Lin Jingsheng se acercaron, se obligó a girar la cabeza y sus labios cayeron sobre su mejilla.

Aun así, todavía le disgustaba.

Sus ojos se nublaron.  Y Ke Ruan sintió que estaba perdiendo la razón.  Toda la sangre en su cuerpo estaba hirviendo, y cada célula de su cuerpo estaba gritando, incluso cada músculo de su cuerpo estaba tan tenso que comenzó a doler.

A este ritmo, probablemente él sería el primero en hacerlo.

En términos generales, ¿no debería ser él el más fuerte de ellos después de ser drogado?  ¿Por qué se vería así?

Por supuesto, Ke Ruan no sabía eso aparte de estar drogado.  También fue envenenado por Lin Jingsheng con el veneno que podría debilitar su cuerpo.  Sabía que Su Alteza había aprendido artes marciales, así que lo preparó por si acaso.

Como era de esperar, Su Alteza pronto se dio cuenta de que algo andaba mal.  Si ella no hubiera agregado el veneno, Su Alteza se habría ido de aquí.

Ella creía que incluso si Su Alteza se iba de aquí, no le diría a nadie lo que sucedió hoy.  Sin embargo, ese no era el resultado que quería.

Lin Jingsheng ya no se preocupaba por la resistencia de Ke Ruan hacia ella.  Ella no estaba tan obsesionada con él como antes.  Ella comenzó a permitir que Su Alteza abandonara su resistencia hacia ella a propósito.

Lin Jingsheng escuchó vagamente el débil gemido de la garganta de Ke Ruan, y sus ojos se iluminaron instantáneamente.

En el momento en que Ke Ruan estaba a punto de perder el conocimiento, su mente se llenó de Si Yuhan, el hijo de puta.  Por lo general, venía a su lado con mucha diligencia, ¿no es así?  ¿Por qué diablos no vino hoy?

Al pensar en lo que estaba a punto de sufrir, se había sentido un poco desesperado: 'Tómatelo con calma.  De todos modos, soy un hombre y no tengo nada que perder, así que si Yuhan vendrá o no está bien '.

Pero al final, cuando realmente no pudo aguantar más, Ke Ruan tuvo miedo.  ¿Por qué no viene todavía?  Realmente estaba a punto de ser forzado por Lin Jingsheng.

Lin Jingsheng quería quitarle la última ropa del cuerpo de Ke Ruan cuando un viento frío sopló hacia ella y sintió un escalofrío por su espalda, luego el viento fue acompañado por un resplandor de la intención asesina.

Instintivamente levantó la cabeza y vio los ojos escarlata de Si Yuhan como los del diablo del infierno.

Antes de que pudiera reaccionar, Ke Ruan ya había caído en los brazos de Si Yuhan, cubierto con un gran abrigo.

Luego, Si Yuhan agarró a Lin Jingsheng por el delgado cuello.

La sensación de frío era como una serpiente venenosa girando alrededor de su cuello.

Las velas de la habitación se apagaron de repente.  Si Yuhan parecía haberse fundido en la oscuridad, asustándola.

"¿No es bueno estar vivo?"  No había ira en la voz débil.

Sin embargo, la sensación de estar entrelazada por una serpiente venenosa se hizo más intensa.  A pesar de que no usó mucha fuerza, Lin Jingsheng sintió que su fuerza se agotaba lentamente.

Quería maldecir a este hombre.  Gracias a él, Su Alteza y ella se habían vuelto así.  Ella lo odiaba tanto.

Sin embargo, ella no pudo hacer nada al respecto.  No sabía cómo se las arregló este hombre para hacerlo.  No podía decir nada, así que lo miró con resentimiento.