EL INICIO

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ENTRE SUEÑOS Y REALIDADES (Capítulo 1)

Alabaré, alabaré, alabaré, alabaré, acabaré a mi señor, Juan vio el número de los redimidos, y todos alababan al señor, unos oraban, otros cantaban, pero todos alababan al señor♪...

—No dejes de cantar Lúa, así puedo saber exactamente donde estás— dijo Narcisa.

Tenía 3 años, mamá me había llevado al campo para cortar elotes, los elotes estaban en la parte de abajo del cerro, mamá había bajado y se metió entre los elotes, —quédate aquí y canta, para poder saber que estás aquí, no tengas miedo, ya regreso— dijo.

Quien diría que la ida al campo, nos cambiaría la vida.

11 DE ABRIL, SIENTE AÑOS ANTES

—Moises, ¿aceptas como esposa a Narcisa?
—¡Si, acepto!—

—Narcisa, ¿aceptas a Moises como tu esposo?—

—¡Si acepto!—

—Los declaro marido y mujer, puedes besar a la novia—

Mis padres unieron sus vidas el mismo día que mamá cumplía años, ¿quién en su sano juicio decide arruinar una fecha tan importante, casándose?

Mis padres Narcisa y Moisés, una pareja ideal, jóvenes, cristianos, casados, viviendo en una pequeña pero hermosa casa, papá carpintero, y agricultor, mamá ama de casa.

MADRUGADA DEL SÁBADO 13 DE JULIO DE 1985

El cielo lloraba, la lluvia no daba tregua, apenas se escuchaban los gritos en aquella pequeña sala de parto.

—Puje señora, puje, porque su bebé va morir si usted no logra traerlo al mundo, así que puje—

—¡Ya no puedo, ya no puedo más!— decia Narcisa a punto de desfallecer.

—Cuando tenía a su marido encima, no decía eso, ¡puje!— gritó la enfermera.

—Aaaaaaaaaaaaaaah—

Un llanto inundó toda la sala de parto.

—3:05 a.m. es una niña— dijo la enfermera.

NARCISA

Pusieron en mis brazos aquella niña tan fea, «¿Para esto sufrí tanto?» pensé.
No sé si era por lo difícil que había sido el parto, pero aquella niña era horrible, estaba morada, con la cabeza deforme, en verdad no parecía hija mía, yo blanca, ojos verdes, rubia, en verdad yo merecía traer al mundo una niña que pareciese una muñequita, rogué a Dios porque cambiara su aspecto físico, porque me daría mucha vergüenza que la gente la viera.

Me dieron de alta en el hospital, fuimos a casa, toda mi familia me esperaba, yo no quería que vieran la niña, era una vergüenza, mi hermano Heladio, pensó lo mismo que yo, que esa niña era horrible, mi mamá, tomó en sus brazos a su tercera nieta, —que hermosa, niña— mintió, era más que obvio que mi hija no era hermosa y menos si la comprábamos con sus otros dos nietos, Yeri y Hernán, hijos de mi hermana Marcela, yo no dije nada.

—¿Cómo se llama?— Preguntó Analia, —Lúa, significa luz de luna— dijo Moisés.

Sarahí, otra mis hermanas, tomó a Lúa y la llevó a la habitación para cambiarla, de pronto Sarahí salió corriendo.

—¡Esa niña no es normal! Vean lo que tiene en el cuerpo— gritó.

Mamá, y yo entramos a la habitación, lo que encontramos ahí nos asombró.

Continuará...

- Lissbeth SM.

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