LO IMPOSIBLE

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ENTRE SUEÑOS Y REALIDADES (Capítulo 2)

NARCISA

Corrimos hacia la habitación, entramos, —vean, vean lo que tiene en su pecho— dijo Sarahí un poco asombrada, nos acercamos, y al ver uno de los pechos de Lúa, era totalmente blanco, como si en esa parte de su cuerpo la piel no tuviese pigmentación.

—Muchacha tonta, eso es virtud, la niña tiene virtud, tenías que verla y callarte, esas no se cuentan para que la virtud se mantenga— dijo mamá, regañando a Sarahí.

En mi país, la virtud es una creencia, los niños que nacen con algo distinto, son considerados con virtud, la virtud es un tipo de marca celestial, divina o mística o mágica, eso significa que el niño o niña, tendrá dones especiales, algo distinto a los demás, será un niño que podrá ver, hacer o vivir de manera distinta a los demás, la virtud no la tiene cualquiera, una virtud no se le da a todos, y los niños con virtud deben ser más cuidados porque son más buscados por fuerzas extrañas.

Y según mamá, Lúa traía una virtud que acabábamos de robarle, no lograba entender aún porque mamá decía que yo había tenido una niña virtuosa, pero supongo que las personas mayores saben más que nosotros los que apenas empezamos.

Mamá me dio a mi hermana Analia para que me ayudase con los quehaceres de la casa, los días pasaron como cualquier otro día, nada especial, Lúa era una niña normal, nada extraordinario, nada virtuoso, éramos la típica pareja feliz, cuidando su hogar, su hija.

Lo extraño vino cuando Lúa cumplió cuatro meses de nacida, lo descubrimos por accidente, poníamos a Lúa a jugar, colocábamos un petate sobre el suelo, los petates son unos rectángulos hechos de palma que se colocan sobre el suelo para dormir, jugar o simplemente descansar sobre ellos.

Lúa tenía cuatros meses y la recosté sobre el petate para jugar, mientras yo limpiaba la casa y limpiaba la cocina, mi sorpresa fue el salir de la cocina, Lúa estaba gateando sobre el petate, fue algo que me asombró, es algo imposible, demasiado imposible, a los cuatro meses los bebés apenas pueden moverse de un lado a otro.

Tomé a Lúa, cerré la casa, y corrí a casa de mamá, llegué casi perdiendo el aire, mamá al verme se preocupó, —¿Qué pasa?— Preguntó.

—Lúa, Lúa, Lúa, está gateando— dije.

—Cállate muchacha, te va escuchar la gente y van a decir que estás loca, eso es imposible— dijo mamá.

—Es verdad, le juro que es verdad, no estoy loca, Lúa, gatea— dije.

—Sarahí, trae un petate, veremos si es verdad que la niña gatea— dijo mamá.

Sarahí trajo el petate, yo coloqué a Lúa sobre él.

Mamá observaba sin perder detalle alguno, Sarahí igual observaba, y yo rogaba porque Lúa no me dejara en ridículo, no quería quedar como loca.

De pronto Lúa empezó a gatear, y mamá volteó a verme con asombro, le era casi imposible creer lo que estaba viendo.

—Hija, esto no es normal, tenés que cuidar mucho a esta niña— dijo la abuela.

Así empezaría la vida rara de Lúa, y mi temor por ella.

Continuará...

- Lissbeth SM.

ENTRE SUEÑOS Y REALIDADESWhere stories live. Discover now