ENTRE SUEÑOS Y REALIDADES

EL ÁRBOL DE NAVIDAD

ENTRE SUEÑOS Y REALIDADES (Capítulo 6)

Tomé el primer auto que salió hacia el pueblo, luego tomé un autobús para llegar hasta Chiquimula al hospital nacional, los moretones de Lúa me preocupaban, me atendió un médico muy amable, que dijo que no había nada de preocuparse, que era normal para edad, que lo único que le hacía falta era un poco de vitaminas, porque era una niña delgada, así que me recetó vitaminas para Lúa y me regresó a casa, llegué a casa dándole a Lúa sus vitaminas, le daba la mejor comida, mataba un pollo de casa, para hacerle caldito, la cuidaba más de lo que lo hacía antes.

Pasadas dos semanas, mientras bañaba a Lúa, me di cuenta que ahora tenía más moretones, así que al siguiente día repetí la operación, carro, autobús, hospital, llegué al hospital, me atendió el mismo médico, me dijo que me estaba preocupando por gusto, que la niña solo tenía falta de vitaminas y me mandó a casa otra vez, pero algo me decía que no, que Lúa no estaba bien, así que decidí entrar a la emergencia del hospital, me atendió un Doctor joven, era pasante, le expliqué con angustia lo que pasaba.

—Doctor algo aquí dentro me dice que no solo es falta de vitaminas, por favor usted no me mande de regreso a casa, también— supliqué.

El Doctor se me quedó viendo, —señora, tengo una madre y ella me enseñó que el instinto de madre nunca se equivoca, así que no me cuesta nada ordenar que le realicen todos los estudios a su niña, para que usted esté tranquila— dijo, mientras acariciaba la mejilla de Lúa.

Le agradecí, me extendió la orden, llevé a Lúa al laboratorio, le extrajeron sangre, y me dijeron que los resultados me los entregaban en 4 días, así que regresé a la aldea, los días se me hicieron años.

El día de la entrega de los resultados me levanté de madrugada para irme al hospital, mi esposo Moisés se quedaba con Jesse nuestra otra hija.

Llegué al hospital, al verme el doctor se dirigió inmediatamente a mí.

—Señora, la estaba esperando, usted tenía razón; su hija no tiene falta de vitaminas su hija está muy enferma y la vamos a transferir al hospital de la capital del país, su hija tiene una enfermedad llamada "Púrpura vascular", y no podemos esperar, en el hospital la estarán esperando— dijo.

Le expliqué si podía darme dos días, porque yo era de una aldea y tenía otra hija y que tenía que ir a avisarle a mi esposo, me dijo que si, que en dos días me esperaban en la capital, pero que por favor fuese lo más pronto posible, porque la vida de Lúa estaba en juego.

Me entregó la carta, yo salí de ese hospital llorando y pidiendo a Dios por mi hija, llegué a la aldea pasada la noche, mi esposo Moisés me esperaba con la cena, en cuanto lo vi, lo abracé y lloré, él no entendía nada, me tomó unos minutos poder calmarme para contarle todo.

Él se preocupó, se puso triste, sacamos todos nuestros ahorros, yo me iría sola a la capital, con las niñas, allá vivía mi hermana Marcela, era diciembre, estábamos cerca de navidad, y todo esto hacía que mi corazón no tuviese paz.

Al día siguiente, salí de madrugada de casa, mi esposo me acompañó hasta el pueblo donde tomaría el autobús hasta la capital del país, me despedí de él, y me subí al autobús, el camino veía dormir a mis pequeñas, pero me aterraba la idea de perder a Lúa, llegamos a la capital del país ya entrada la tarde, tomé otro autobús que me llevara a la casa de mi hermana Marcela, llegué y ella se asombró de verme, le conté que pasaba, y juntas hicimos oración a Dios, por Lúa, me dijo que ella me llevaría al día siguiente al hospital, por ahora solo quedaba cenar y descansar un poco.

Al día siguiente nos levantamos muy temprano, tomamos un bus que nos llevase al hospital, estaba amaneciendo cuando pasamos frente al enorme árbol de navidad que colocaba la cerveza más importante del país, Lúa se emocionó mucho, le brillaban los ojitos mientras veía el árbol de navidad, era el primer árbol de navidad que veía, y pensar que podía ser último.

Continuará...

- Lissbeth SM.