LA VERDAD

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ENTRE SUEÑOS Y REALIDADES (Capítulo 43)

—Entra a la tina, te la preparé con agua tibia, y jabón de mandarina —dijo Ismael.

Lo vi un poco asombrada, pero quise pensar que era casualidad, ¿cómo podría Ismael saber que las mandarinas eran mi fruta favorita? Sentía el corazón tan roto, habían robado la vida de mi mejor amiga, y me negaba a creer que el amor de de vida fuese un monstruo, todo el tiempo veía a Danny, pero no me hablaba, y yo no tenía el valor para hablarle, sentía tanta vergüenza, me sentía tan culpable, porque aunque todos dijeran que no, yo me sentía culpable de lo que le hicieron a Danny, inhalé profundo y me deslicé dentro de la tina, el aire almacenado en mis pulmones se terminó, y me quedé sin fuerzas para intentar salir, o es que no quería salir.
El ruido del agua le dio paz a mi alma, dejé de respirar, yo solo quería que todo el dolor dejara de ser, porque hace mucho yo ya no era, no quería volver a sentir amor, pero sobre todo no quería volver a traicionar una amistad por amor, ¿cómo pude ser tan cruel con alguien que solo quería cuidarme y verme sonreír? ¡La apuñalé por la espalda! ¿Cómo pude ser tan imbécil como para pensar que el amor se pelea con la amistad? De mala manera entendí que si una pareja te quiere alejar o hace que te alejes de un buen amigo, ese amor no vale.

De pronto sentí unas manos en mis hombros, que me sacaron de mi trance de culpa, abrí los ojos y retiré los restos de agua, era una mujer bellísima, de la edad de mi mamá aproximadamente, alta, morena, cabello negro, ojos avellana, labios bien formados, bien vestida, con un delicioso aroma a jazmín y vainilla, intenté cubrir mi cuerpo con las manos, ella sonrió, me dio una bata y salió del baño.

Tomé la bata, y salí de la tina a toda prisa, salí del baño muy apenada, la mujer elegante estaba sentada en la orilla de la cama, yo no sabía que decir, estaba muy apenada.

—Señora, yo...— dije, ella interrumpió mi intento de disculpas.

—Shhh, no digas nada, sé todo, se quien sos, Lúa, ¿verdad? —Preguntó, yo asentí.

—Soy Verónica, la madre de Israel e Ismael, y sé todo lo que dices ver por boca de Ismael, y te creo, yo te creo, Lúa, pero tienes el libro volteado— dijo.

Yo la vi con desconcierto, no sabía que decir, lo pensé un poco, y entonces hablé.

—No sé de que habla señora, o más bien no se a que se refiere con eso de que te tengo el libro volteado —dije.

Ella sonrió tan tiernamente, era como ver sonreír a Israel, era una sonrisa de medio lado.

—Hija, yo sé que Ismael cree que yo no lo amo, que mi consentido siempre fue Israel pero no es así —dijo, tomándome de la mano y llevándome a sentar al lado de ella, —¿Sabes desde que estaba embarazada de ellos pude sentir la maldad de uno de ellos, sentía como me pateaba más fuerte, y me lastimaba, cuando nacieron, fue el primero en salir, y puedo jurarte que vi el diablo en sus ojos, tuve tanto miedo, entonces opté por no perderlo de vista, por darle mucho amor, por cuidarle más que al otro, eso hizo que pareciese que yo tenía un consentido, hizo que se generarán celos y envidias, hizo que
yo tuviera más detalles con uno de los gemelos, de daba mucho amor, muchos detalles, todo era para él.
Ese fue mi mayor error, Lúa, en lugar de que mi amor desmedido llenará el corazón de mi hijo, hizo que su veneno, su maldad fuese más grande, y quisiera lastimar a su hermano, y no me di cuenta, no supe ver que cada vez que me decía que su hermano le había hecho daño, en realidad era una mentira, o era lo contrario, Lúa en mi afán de protegerlo, terminé destruyendo la vida de mis dos hijos, y terminé con nuestro hogar, con nuestra familia —dijo, su voz se entrecortó, y sus ojos se llenaron de lágrimas, ella en verdad se sentía culpable, y ahora yo entendía ese sentimiento.

—El día del accidente, pasó todo tan rápido que no supe darme cuenta, yo nunca supe ver que no fue un accidente, fue un intento de asesinato, mi hijo intentó matar a su hermano, era un niño cuando intentó asesinar a su hermano, y en su intento... —yo la interrumpí totalmente pasmada.

—¡No puedo creer que Ismael fuese el que ocasionó la muerte de Israel, yo se que lo odia, que lo odió desde niño, pero no puedo creer que fuese capaz de provocar su muerte, ¡señora, ¿cómo puede usted seguir viviendo con ese monstruo? Es increíble! —dije llorando.

Ella me veía con ojos de lastima, inhaló profundo, como para agarrar valor, —Lúa, es por eso que te digo que tenés el libro volteado, no te estoy hablando de Ismael, te estoy hablando de Israel, fue él quien nació con el infierno en los ojos, y fue él quien intentó matar a su hermano ese día fatal, yo intenté darle demasiado porque creí que con amor seria suficiente, me equivoqué, Israel te contó la historia al revés, no entiendo con qué fin lo hizo, pero él te mintió, y si ves que Ismael es cruel o que a veces se expresa mal de mí, es porque está dolido, porque él cree que a pesar de la maldad de Israel, yo lo prefería, y no es así, te juro que amo a mis dos hijos por igual, solo intenté enseñarle bondad a quien creí que lo necesitaba, me equivoqué —dijo.

Yo no supe que decir, solo llorar, vaya valentía la mía, llorar en lugar de enfrentar todo, me puse de pie, y salí de esa habitación sin voltear a ver hacia la atrás, en la salida me topé con Ismael, en cuanto lo vi, me lancé a sus brazos, lo abracé muy fuerte, y él me sujetó.

—¡Sácame de aquí por favor! —supliqué.

Él no preguntó nada, solo me llevó a su auto y salimos de su casa, no hablábamos, hasta que él rompió con el silencio.

—¿A dónde quieres ir? —Preguntó.

—Necesito ropa y después de eso llévame a donde sea, a cualquier lugar donde Israel no pueda encontrarme —dije.

Él no dijo más paró frente a un centro comercial, salió con unas bolsas, me las dio y manejó sin rumbo, o eso creí yo.

—¿A dónde vamos? —Pregunté.

—A un lago, no puedo alejarte de Israel, mientras no cortes tu conexión con él, en cualquier lugar al que vayamos, él irá, porque están conectados —dijo.

—Estábamos —respondí.

Continuará...

- Lissbeth SM.

ENTRE SUEÑOS Y REALIDADESHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin