¿LA VERDAD?

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ENTRE SUEÑOS Y REALIDADES (Capítulo 25)
Faltaba poco para terminar el siclo escolar, pero aún así mamá logró conseguirme cupo en uno de los mejores colegios del siguiente pueblo, así que tendría que viajar una hora en autobús, estaba nerviosa, pero sería ver nuevas personas, convivir con personas que tal vez podrían ser nuevos amigos.

Fui a nuestro pequeño mundo con Israel, ahora éramos novios, y tratábamos de pasar la mayor cantidad de tiempo juntos, nos tomábamos de la mano, él la besaba, tocaba mi cabello, él me hacía sentir tan bonita, cuando estaba con él sonreía todo el tiempo, me sentí tan feliz, creo que es por eso que no quería que pasara el tiempo cuando estábamos juntos.

Le conté que iría a un nuevo colegio, él me dio un beso en la frente, —todo estará bien, amor— dijo.

Yo amaba que me besara la frente y más que me dijera amor, sentía que nos perteneciamos, que nos cuidabamos, que siempre estaríamos uno al lado del otro, Israel era el única persona buena que yo conocía, él era sincero conmigo, no me mentía, no me utilizaba, no se burlaba de mí, yo confiaba ciegamente en él, sabía que Israel sería incapaz de lastimarme.

Nos despedimos, me fui a dormir, esa noche tuve sueños raros, muy raros, soñé con muchas personas persiguendome, me pedían que los ayudara, yo no entendía nada, solo intentaba que me dejaran en paz.

Desperté a la mañana siguiente un poco cansada, por no poder dormir bien, llegó la hora de ir al nuevo colegio, fui a tomar el autobús, subí en él, el trayecto fue tranquilo, llegué al nuevo colegio, entré, me dirigí hacia el patio, me detuvo una señora, parecía ser una maestra.

—Sos nueva, ¿verdad?— Preguntó.

Asentí.

—¿Qué grado cursas?— Preguntó.

—Tercero de secundaria— respondí.

—Ah, ok, mira ves ese grupo de alumnos allá, pues ahí es tu salón— dijo, señalando con su dedo indice.

Sonreí, agradecí y caminé hacia el grupo de chicos.

Mientras me iba acercando iba notando una espalda familiar, era un chico, abrazaba una chica de cuerpo muy bonito, me acerqué más y más, el chico volteó y entonces mi corazón dejo de latir por una milésima de segundo, me sentí totalmente traicionada, fue como si me hubiesen dejado en medio del mar muerto, o a mitad del desierto, me sentí una bailarina de ballet a la que le estaban amputado las piernas, la música se silenció y el silencio gritó, era él, era Israel y la abrazaba a ella, y no suficiente con eso al verme me ignoró.

Las lágrimas caían una a una, como cae el sereno al amanecer, no podía contenerlas, sentía tanta dolor, me acerqué, no sabía cómo pronunciar una sola palabra, tenía un nudo casi imposible de soltar en la garganta.

—¿Por qué me haces esto, quién es ella?— Pregunté, con lágrimas cayendo.

Él y todos los demás chicos, incluyendo las chica bonita, voltearon a verme como si estuviese loca.

—¿Y está quién es amor?— dijo ella.

Él se encogió de hombros, me veía tan extrañado.

Que no pude soportar eso y salí corriendo, todos empezaron a reírse y yo solo podía correr y llorar, el chico me alcanzó, me tomó del hombro.

—¿Quién sos y de qué hablas? Yo no te conozco, me estás confundiendo, pero no quiero que te sientas mal, porque puedo notar que te duele— dijo.

—¡Es qué no pudo creer tanto cinismo, Israel! ¿Por qué me haces esto?— grité, llevándome la mano a la boca.

Él me quitó la mano del hombro, me veía horrorizado.

—Yo me llamo Ismael, no Israel, Israel era mi hermano gemelo y murió hace diez años, es imposible que lo conozcas—

Continuará...

- Lissbeth SM.

ENTRE SUEÑOS Y REALIDADESWhere stories live. Discover now