CAPÍTULO 21

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SEXO CASUAL
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Leanne

Abro los párpados al sentir como estos me pesan notablemente. Examino mi entorno y noto que me encuentro enredada en medio de una sábana blanca y a mi lado hay una figura masculina que reconozco al instante. El sol se cuela a través del ventanal de la habitación de una forma no muy vigorosa. Intento moverme sobre mi lugar, pero no dejo pasar desapercibido el dolor entre mis muslos, siento el cuerpo demasiado pesado.

No recuerdo muy bien cuántas veces fue que follamos, supongo que unas tres veces, pero no lo recuerdo del todo. Apenas acosté la cabeza en la almohada, me perdí en el inevitable sueño al estar demasiado agotada.

Siendo meticulosa, procedo a levantarme de la cama en busca de mi ropa. Tan solo encuentro el vestido en el suelo y empiezo a colocármelo con rapidez sin necesidad de dar muchas vueltas. No soy el tipo de persona que va a quedarse en el apartamento luego de una noche de sexo. Me gusta recoger mi ropa y marcharme sin mucho trasfondo, así me siento cómoda.

Muchas veces he logrado marcharme sin que se den cuenta, pero ahora, es imposible.

—¿Te marchas? —interroga.

—Creí que estabas dormido.

—No tengo un sueño pesado.

Me devuelvo hacia él, observando sus ojos azules. Noto su mirada en mi cuerpo y sus intenciones puedo imaginármelas.

—Me estás dando una buena vista —dice.

—¿Sueles amanecer de buen humor o intentas ser persuasivo conmigo? Porque si es así, eres pésimo.

—Son mis ganas de follar hablando.

—Que lástima, tengo que irme.

Recojo el vestido que empiezo a colocarme bajo su mirada, sin embargo, de un segundo a otro me encuentro con las muñecas por detrás de mi cabeza y con su cuerpo sobre el mío.

—¿Qué te sucede, imbécil? ¿No oíste lo que dije? —me quejo.

—Shh, no estoy para escuchar tu quejaría.

—¿Cuál es tu...

Las palabras quedan al aire cuando siento sus labios descender por mi estómago hasta alcanzar la cara interna de mi muslo. Respiro con dificultad al sentirlo tan cerca.

—Hazlo —pido, con la voz medio temblorosa.

Noto como sonríe antes de adentrar sus labios en mi sexo mientras alterna entre caricias explícitas en mi clítoris y chupa con agilidad.

Mis manos van a solas hebras de su pelo de matices oscuros, queriendo que se adentre más de lo que está. Los gemidos se hacen presentes a medida que la temperatura aumenta con su estimulación que me hace jadear y gemir de placer. El placer me domina, los párpados vuelven a pesarme y siento que me sumerjo en la deliciosa sensación que envía descargas cargadas de placer a mi vientre.

Llevo mi pierna derecha a su hombro, facilitándole el acceso de forma más placentera.

Me muerdo los labios con fuerza con la intención de no alzar tanto la voz, pero parece ser imposible ya que cada vez la sensación incrementa más, advirtiéndome de que estoy a nada de llegar al abismo que me sumerge en aquella deliciosa descarga de placer.

Su boca explora mi sexo de forma abismal, llevándome a un subnivel que me dificulta la respiración que me hace explotar en medio de un orgasmo, sumiéndome en la satisfactoria sensación que me llena.

Edward se deja caer a mi lado en la cama al haber cumplido su objetivo y procedo a levantarme de la superficie, esta vez si recogiendo mi vestido y colocándomelo encima.

Caricias ProhibidasWhere stories live. Discover now