CAPÍTULO 31

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¡BESO EN PLENA ALFOMBRA ROJA!
.
Leanne

Poso mi mano sobre su pecho y lo aparto discretamente. Las cámaras continúan, los gritos también y...

No entiendo por qué.

Siento que me acaba de apuñalar por la espalda. La prensa continúa gritando que posemos para las cámaras pero no puedo, no puedo procesarlo.

Finjo una sonrisa ante las cámaras y me doy la vuelta de inmediato.

Quiero irme.

Me alejo de la multitud, sintiendo una opresión en el pecho que me deja sin aire a medida que doy más pasos.

—Leanne.

Vuelvo oír su voz a mis espaldas. Intenta tomarme del brazo pero me aparto.

—No me toques —doy un paso atrás—. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué?

—No digas estupideces.

—¿Estupideces? ¡Fuiste tú el hipócrita de mierda que dijo que esto era un secreto! ¡¿Y ahora me besas frente a las cámaras?! —le grito enardecida—. ¡¿De qué vas?! ¡¿Crees que estás marcando territorio o algo?!

Me toma del brazo.

—Leanne...

—No vuelvas a buscarme —lo corto.

Me suelto de su agarre y me doy la vuelta en dirección hacia la limusina.

Mi chofer me abre la puerta y me meto dentro del vehículo con prisa. Simplemente, no puedo creer que me haya besado frente a las cámaras.

¿Por qué?

Me llevo las manos a la cabeza al sentir las lágrimas de frustración formándose en mi mirada. Me enardece que haya creído que puede venir a besarme de esa manera como si nada y salirse con ello.

No puedo parar de pensar ni siquiera cuando llego a casa. Me quito los tacones apenas atravieso el umbral de la sala y tomo asiento sobre el sofá. No puedo parar de pensar en ello ni por que quiera. Mis niveles de rabia son demasiados altos.

Quiero gritar de la frustración que siento ahora mismo.

Me dirijo a la habitación sin ánimos de seguir trasnochando. Me tiene estresada todo. La muerte de mi padre, el enfrentamiento con Chelsea, el que casi me boten del desfile por propasarme con Chelsea y ahora, Edward me besa ante las cámaras porque se le da la gana.

Me quito el maquillaje y me desvisto sin muchos ánimos de continuar pensando. Ya me puedo imaginar los noticiarios de mañana y las portadas de los periódicos al igual que las revistas.

Mi cuerpo cae sobre la cama y cierro los ojos, queriendo borrar todo este estrés y este vacío que siento en el pecho. Ahora mismo solo me gustaría hablar con mi padre, pero las circunstancias no me lo permiten.

***

—¿Cómo fue que sucedió? —Rebecca se mueve de un lado a otro, mostrando más nerviosismo que yo—. ¿Te besó así? ¿Sin importarle nada?

—Sí. Ya te lo dije, se apareció de la nada allí, nunca creí que haría algo así.

Suelta un bufido y deja un periódico sobre la mesa, libre para mi vista.

—No tengo ánimos de leerlo —admito.

—Deberías. Hay miles de noticias que hablan del mismo acontecimiento pero narradas de forma distinta. Algunas son más amarillistas que otras.

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