EPÍLOGO

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Cinco meses después...

Dejo escapar una bocanada de aire.

Siempre opté por mantener mi vida en un perfil privado, sin dar demasiados detalles acerca de ella y evadir los rumores que la farándula inventa para obtener atención. Soy consciente de los rumores que Edward y yo hemos fomentado durante estos últimos meses, sin pasar desapercibido que hace unos meses la prensa nos encontró en el restaurante en el cual estábamos definiendo lo nuestro.

Sé que hay sospechas desde lo que sucedió en la alfombra roja, cuando me besó.

Desmentir rumores falsos no es ningún problema para mí, pero el único inconveniente es que los rumores que existen entre nosotros son reales y no hay nada que esconder. Los rumores son ciertos. Estamos juntos.

No puedo dar una definición exacta, pero si estamos juntos.

«Y es especial»

Pero ya no quiero esconderlo. Que todos sepan lo que somos. Me da igual. Solo somos nosotros.

—Edward.

Suelto un jadeo al sentir su mano colarse entre mis muslos. 

—Contrólate —le pido, deslizando mi mano por su pecho.

—¿Estás nerviosa? —interroga.

—Un poco. ¿Y tú?

Niega con la cabeza.

Sus labios vuelven a chocar contra los míos y abro la boca para recibirlos, sin embargo, el que la limusina se detenga abruptamente hace que nos separemos el uno del otro a toda velocidad. Mi corazón se estremece al ver a todas las personas allí fuera, en alerta a nuestra llegada.

Miro a Edward de reojo, el chofer nos abre la puerta y él es el primero en salir seguido de mí. Los flashes de las cámaras me blindan la vista durante una fracción de segundos y su mano se entrelaza con la mía.

—¡Leanne! ¡Edward! ¿Confirman los rumores?

Oigo unas voces más acompasada con esa vocecita femenina. Cada paso que damos se siente como un cúmulo de emociones que se agolpan en mi pecho al mismo tiempo y no puedo evitar sonreír al ver todas las personas que nos persiguen hasta que alcanzamos la alfombra roja.

Nos detenemos en un punto en concreto de la alfombra y posamos ante las cámaras. Los gritos de la prensa, los flashes y las emociones a flor de piel son inminentes. Su mano me rodea la cintura, la acción me provoca un cosquilleo que me hace relamerme los labios. Lo miro de reojo, su mirada también recae sobre mí y contengo las ganas de besarlo frente a todos.

Cuando terminamos de posar, una mujer vestida de forma elegante, se acerca a nosotros.

—Señor Haste, señorita Vitali —nos saluda—. ¿Tendrían tiempo para una pequeña entrevista? Solo será un momento.

Comparto una mirada con Edward.

—Claro —acepto.

La mujer me dedica una sonrisa y por un leve segundo, traslada su mirada hacia Edward. Sus mejillas cogen color de manera inmediata.

—Bueno... —empieza—. ¿Se puede decir que los rumores son reales? ¿Están juntos? Muchas personas han estado expectantes acerca de la relación que ustedes dos mantienen. Muchos creen que es interesante y un poco inesperado.

» Pero, ¿afirman que los rumores son ciertos? ¿Están juntos?

Abro la boca, sin saber muy bien qué decir. Hemos pasado estos últimos meses juntos pero jamás le hemos dado una etiqueta a lo que compartimos. Solo sé que dejó de tratarse únicamente de un mero placer carnal desde hace tiempo.

Caricias ProhibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora