CAPÍTULO 39

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INTO YOU
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Leanne

Me cubro con las sábanas y observo a Edward, quien duerme con senera tranquilidad a mi lado con su brazo alrededor de mi cintura.

No me soltó en toda la noche.

Intento soltarme de su agarre, pero solo provoco que ejerza más presión.

—¿Quieres dejar de ser tan inquieta? —gruñe.

—¿Quieres dejar de tomarme con fuerza? Estuviste así toda la noche.

—No es mi problema —de un segundo a otro, me lleva sobre su regazo—. ¿Mejor?

—Mhm.

Poso mi mano sobre su pecho hasta llegar a sus abdominales. Noto que abre los ojos y su mirada recae sobre mí.

—He estado pensando desde ayer...

—¿Qué? —dice.

—Cuando tu madre se apareció en el despacho, me puse a pensar en que tu relación con ella —digo—. ¿Tienen un buen vínculo?

—¿Por qué la pregunta?

—Interés, curiosidad, como quieras llamarlo. No tienes que sentirte obligado a responderla.

—No tengo una buena relación con mis padres, siempre nos dejaron a mí y a mis hermanos en claro que somos sus herederos y tenemos que encargarnos de alzar la fortuna de la familia para ser importantes. Las muestras de afecto siempre fueron lo de menos.

—Entonces, ¿creciste sin recibir amor?

—¿Se supone que tiene que ser importante el "crecer con amor"?

—Claro que sí —digo, como si no fuera obvio—. Cualquier niño necesita amor y consuelo por parte de sus padres. No es normal que a corta edad tus padres te digan que eres un "heredero" y no un hijo. Tus padres son unos imbéciles.

—¿Ah, sí?

—No te rías de mí —le doy un golpe en el hombro—. Es en serio, no es normal. Tu familia es extraña por hacerte creer eso.

—Me da igual, que se jodan.

—¿Si tuvieras un hijo también le harías creer que su único rol en tu vida es ser tu patético heredero? —interrogo.

—No voy a tener hijos, tengo otros planes para mí.

—¿Pero si los tuvieras?

—Qué mal por ellos.

—Eres un idiota —intento bajarme de su regazo, pero no me lo permite—. Suéltame, imbécil.

Dejo escapar una suave carcajada.

—No lo digo en serio, tonta —dice—. No tendré tener hijos.

—¿Por qué?

—Haces demasiadas preguntas.

No es mi problema —replico sus palabras.

Me mira mal.

—No es mi estilo de vida. Nunca estaré listo para ser un padre. Si lo soy, seré uno terrible. No soporto a los mocosos, no hacen nada más productivo que llorar todo el día.

—Se aprende con el tiempo, nadie es un padre increíble al principio. Todos necesitamos tiempo para aprender.

—¿Qué? ¿Quieres tener un hijo?

Caricias ProhibidasWhere stories live. Discover now