CAPÍTULO 25

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PARÍS, LA CIUDAD DEL AMOR Y... ¿LA IMPUNTUALIDAD?
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Leanne

—Es exuberante, va bien con tu estilo —atina Emma mientras toma el diseño entre sus manos.

Se trata de un elegante pero a la vez, agraciado vestido de fiesta.

La verdad es que, no suelo asistir a demasiadas despedidas de soltera. De hecho, la última vez que asistí a una fue en el año 1989 de una simple conocida.

Las despedidas de soltera surgieron alrededor del año mil ocho noventa. Al principio, fue tendencia en países como Estados Unidos, Canadá y Australia hasta expandirse. La sociedad fue evolucionando con los años y aunque la mayoría de personas cree que es una bazofia y que "no es bien visto viniendo de una señorita", yo opino lo contrario. Las despedidas de solteros al principio fueron más comunes en el sexo masculino que en el femenino. Generalmente, no se vieron del todo aceptables en el sexo femenino, pero las cosas han evolucionado un poco desde entonces.

La verdad, no es como si me importara. Nunca me ha importado qué es lo que piensen los demás de mí, eso sí, siempre he tratado de mantener mi vida alejada de las fuentes de noticias amarillistas.
Yo no suelo ser una persona polémica, me mantengo al margen pese a ser una celebridad y me gusta mantener mi vida de forma privada. «Compartir lo necesario y lo que crea justo». Aquello me ha quedado muy claro cuando tuve mi primer escándalo por primera vez, ¿cómo olvidarlo?

—Opino lo mismo —habla Hailey—. De hecho, me gusta el escote. Si fuera tú, lo combinaría con un par de tacones, como aquellos de color dorado que tienes en tu closet.

—Suena bien —admito, apresurándome por tomar el par de tacones que acaba de mencionar mi amiga—. Y es una gran combinación —Me vuelvo hacia ellas—. ¿Qué hay de ustedes? ¿Llevarán un vestido también?

—Bueno... Yo estaba pensando por una mini-falda negra junto con algún Crop Top que debo tener rondando por mi closet —responde Emma. Lo que acaba de decir es muy propio de ella, muy su estilo.

—Me parece bien. ¿Y tú? —miro a Hailey, quien de inmediato sonríe.

—Pensaba en algún vestido de matices verdes platino. Algo que sea un poco simple, pero no demasiado. Quizá algún peinado también.

Asiento, sonriente.

Les hago un gesto a ambos y me doy prisa por dirigirme a la cocina, en donde me informo a Mellea que mañana por la noche estaré tomando un vuelo con destino a Paris, de tal forma que no le será necesario venir al apartamento durante toda la semana, más bien, de vez en cuando.
Cuando todo queda claro, regreso a la habitación con mis amigas.

—Entonces, ¿nos vemos mañana? —indago mientras dejo el vestido preparado sobre el tocador.

—Así es.

Me despido, las acompaño a la salida y más tarde —a eso de las nueve, cuando la ciudad se encuentra anochecida— me reúno con Rebecca para conversar acerca del contrato de un desfile que será dentro de unos meses, según tengo entendido. El contrato con Laura Haste aún no ha terminado y quedan algunas cláusulas por leer. Obviamente, acepto y firmo ya que no es momento de andar con rodeos. Mi carrera es muy importante en este momento.

—Bien, ya tengo todo entonces —dice Rebecca mientras guarda el papel del contrato dentro de su bolso—. ¿Mañana viajas a Paris?

Caricias ProhibidasWhere stories live. Discover now