CAPÍTULO 37

9.4K 792 70
                                    

GUERNICA
.
Leanne

Alexander se queda en silencio después de haberle comentado lo sucedido con Edward. No pude evitarlo, necesitaba desahogarme y a veces, mi honestidad sale a la luz de manera repentina.

—Ese idiota no te merece. Voy a matarlo ahora mismo.

—Alexander, no —lo interrumpo—. No me interesa pensar en quién merece a quién, solo necesitaba sacarlo de mi pecho. —Le doy un sorbo a mi taza de té—. Estas últimas semanas han sido caóticas, he estado teniendo problema tras problema. Tan solo quiero estar tranquila durante un tiempo, sin tener más preocupaciones encima.

—¿Hay otro problema?

—Nada, simplemente tuve una discusión con Rebecca. No coincidimos, ella hizo algo que no fue de mi gusto y desde entonces no hablamos porque así lo he decidido.

—¿Rebecca? Qué extraño, ustedes dos nunca habían tenido una diferencia.

—Esta vez fue diferente. Me decepcionó.

Se me oprime el pecho con solo recordar la traición de mi supuesta mejor amiga.

—Lea —dice al notar mis ojos llenos de lágrimas—. ¿Qué sucedió?

—Tuve un problema con Brandon, decidí irme de vacaciones a recorrer Italia para distraerme un poco y ya tenía decidido comentarle a Rebecca lo que había sucedido cuando regresara a Milán. Quería oír sus consejos porque una parte de mí estaba dispuesta a revelarlo todo, pero otra parte estaba más vulnerable y asustada. Sin embargo, Rebecca se me adelantó y lo arruinó todo.

—¿Qué problema tuviste con Brandon?

—Estábamos en el club, me sentía mal. Yo estaba ebria y él trató de violarme.

—¿Qué trató de hacer que...?

—Alexander —Lo detengo cuando intenta ponerse de pie—, tranquilízate por favor. No quiero más escándalos. La situación fue lo suficientemente dura como para que le demos otro giro. Todavía no sé qué hacer, estoy impaciente.

—Voy a matarlo.

—No matarás a nadie, ¿si? Ya estoy bien. Él no pudo hacer nada más que tocarme, es todo.

—Jamás creí que Brandon...

—Lo sé, yo tampoco creí eso de él.

—Lo siento, Leanne, yo...

—No lo sientas —lo interrumpo—. No ha sido tu culpa, no tuviste la culpa de que Brandon sea un cerdo.

—No, pero me he distanciado de ti. Debí comportarme como un hermano mayor, pero te hice a un lado después de la muerte de papá. Debí haber estado para ti porque sé cuanto te afectó todo, pero aún así, me alejé cuando pude haberte aconsejado y mantenerte a mi lado.

—No importa, tú también tienes una vida y es entendible.

—¿Y qué harás con Brandon?

—No sé, tengo qué pensarlo —Me acaricio la sien—. Todavía no puedo con tantas cosas encima, estoy muy estresada —hago una pausa—. Pero, de verdad, no tengo cabeza para hablar de mis problemas ahora. Además, acabamos de vernos después de un mes y me parece que aún no me has comentado cómo es que funciona este asunto tuyo que mantienen Laura y tú.

—Leanne...

—Anda, cuéntame. Yo te conté todo lo que me sucedió con Edward y tú ni siquiera me has comentado. Teníamos un trato.

Me cruzo de brazos y le dedico una mirada acusadora.

—Está bien —le da un sorbo a su taza de café antes de empezar—. Viajé a Nueva York por un asunto de negocios y decidí aceptar una salida a un bar de renombre con uno de mis colegas.

Caricias ProhibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora