CAPÍTULO 26

10.7K 822 58
                                    

EL PERDEDOR VS
LA GANADORA
.
Leanne

Una sonrisa curva mis labios. Me es inevitable sonreír. ¡Gané! Acabo de ganarle a él y su inmensa arrogancia.

—Perdiste —murmuro.

Doy unos pasos hasta que quedamos frente a frente. Siento la calidez de su respiración en mi rostro y por inercia, subo la mirada, encarándolo.

—¿No vas a decir nada porque te duele admitir que finalmente tengo la razón? —me río y me acorrala contra la pared—. Eres un perdedor, Edward.

—Cállate.

—¿Crees que vas a intimidarme? Conmigo no funciona. —No puedo evitar burlarme.

Me calla, besándome con desenfreno. Noto como toma mi mano y la lleva hacia la erección que me hace estremecerme.

—¿Vas a decirme que no pensaste en esto? —se separa un poco de mí, mirándome a los ojos.

Tengo la respiración acelerada y ganas porque se entierre en mi interior ahora. Su mano va a mi nuca, obligándome a sostenerle la mirada.

—Dímelo —me exige.

—Sí —admito, jadeante—. Pensé en ello.

Vuelve a besarme con fiereza. Un jadeo abandona mis labios cuando siento su mano derecha en mi muslo, haciendo a un lado mis bragas y tocando mi sexo con destreza.

Suelto un leve jadeo y siento como me falta el aire y me consumo en esto que me proporciona.

Me aproximo hacia sus labios, besándolo con desenfreno mientras le desabotono la camisa y él acaricia mis muslos. Nos besamos con vehemencia, me toma por la cintura, termina de quitarme las bragas y me empotra contra la cama. Mis manos se apoyan contra el colchón al igual que mis rodillas, de tal forma que mi trasero queda a su entera disposición.
Siento su respiración en el lóbulo de mi oreja que me eriza la piel de forma estrepitosa.

Siento a sus dedos y su boca, estimulándome con facilidad, y adhiriendo una sensación amena que se desprende alrededor de mi vientre, provocando cosquilleos en mi piel. El estímulo me eriza la piel al punto de hacer que me corra.

El éxtasis es inmediato y posteriormente, lo siento adentrarse en mi interior con fuerza. Un sonoro gemido brota de mis labios ante la tibieza que siento entre los muslos. Me embiste con fuerza, sus manos magrean mis pechos y se posan sobre mi vientre, atrayéndome más hacia él.
Siento su respiración en mi nuca, exhalando con fuerza cada vez que gimo.

Mi cuerpo se encuentra en un estado de ebullición que arde cada vez que él me toca.

Los gemidos brotan por sí solos y oigo a nuestros cuerpos chocar con fuerza. Su mano se posa sobre mi mandíbula y me hace mirarlo de reojo antes de besarme con fiereza, adentrando su lengua en el proceso. Su mano se enreda en mi melena de pelo, tirando de un poco de ella. Aumenta el ritmo de los embates, jadeo y aprieto las manos contra el colchón mientras manosea mis pechos.

Es rápido. La invasión continúa siendo sorpresiva y explosiva.

Las manos me tiemblan y siento mi pulso a precisiones muy altas. Dejo escapar un largo gemido cuando gemido cuando el éxtasis del orgasmo que me llena por completo.

Edward se corre al cabo de unos segundos, derramándose en mi interior con fuerza.

Me dejo caer sobre la cama y dejo escapar una suave bocanada de aire. Alzo un poco la mirada, observando desde el ventanal la Torre Eiffel que se cierne en toda la ciudad, brillando.

Caricias ProhibidasWhere stories live. Discover now