S I E T E

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POV SUICHI

Sus manos me recorrían con un ritmo tortuosamente lento, queriendo alargar mi aflicción. Eran como varas de metal ardiendo y quemando mi piel, haciéndome derramar lágrimas saladas las cuales no pude ocultar, y él se jacto de mí sufrir con su risa orgullosa. Le pedí detenerse, le exigí hacerlo y es que lo único que parecía reaccionar en mí, era mi voz. Mi cuerpo estaba paralizado.

Mi cuello era manchado por sus sucios labios, mis oídos eran inundados de palabras descaradas que salían en susurros para que yo no pudiese reconocer su voz si lo veía por la calle. Mis labios fueron mordisqueados por él. Mis ojos fueron cubiertos por su corbata y mis manos atadas con su cinturón. Me trato con firieza, como si mi cuerpo fuese un mero juguete para su diversión.

Estaba aterrado, jamás había estado tan asustado y jamás me había sentido tan débil, tan inferior.

La puerta se abrió, mi salvación entró por esta, aunque ya mi cuerpo había sido violentando por ese hombre.

Me dejo caer al suelo, mis piernas no me respondían así que no fue difícil arrojarme como si de basura se tratase. Él escapó por la ventana, pude oírlo abrirla mientras yo era sostenido por mi salvación.

Decidí no levantar cargos ya que, a pesar de lo que había hecho, no podía con el remordimiento de haber causado una muerte. Y tampoco sabía su identidad.

Lo único que sabía es que llevaba una pulsera gruesa de metal simulando oro, con piedrecillas azules y la letra S grabada en el medio, la cual pude ver cuando me deshice de la corbata roja con puntos negros. Brilló con el sol su esclava en el momento que escapo.

Él se salió con la suya.


Desperté sobresaltado. Mi respiración agitada junto al sudor corriendo por mi frente me hizo saber que solo había sido una pesadilla. Una horrible pesadilla, un horrible recuerdo.

Mi mano se posó sobre mi pecho acelerado. Cerré mis ojos, bajé un poco mi cabeza e inhalé profundo para luego dejar escapar el aire de mis pulmones. Repetí ese proceso hasta conseguir calma. Mis ojos se abrieron encontrándose con la oscuridad de mi habitación que se veía levemente distorsionada por la luz intrusa de la luna. Debían ser alrededor de las tres de la mañana, siempre despertaba a esa hora.

Mis pies fueron abrazados por el calor de los zapatos. Me levante de la cama luego de hacer a un lado la cobija; necesitaba agua. Caminé hasta la puerta de la habitación y abrí esta. Salí, me dirigí a las escaleras y las bajé a paso calmado.

Al estar en la cocina, mi garganta seca fue refrescada por el líquido frío que corría por esta. Dejé el vaso en el mesón y cerré la puerta de la nevera quedándome ahí mientras meditaba. No podía olvidarlo, por más que querías no lo conseguía. El recuerdo de hace tres años estaba fresco en mi memoria y cada noche regresaba para torturarme.

Yo era una persona feliz dentro de lo que cabía, era agradable, tenía amistades y muchos sueños hasta ese día.

Acababa de cumplir los diecinueve cuando fui atacado en la escuela por un hombre. Arremetió contra mí al momento en que estuve de espaldas a la puerta, ese día estuve hablando con el directivo para la posibilidad de un empleo como maestro cuando cursara mi carrera. Supe que era alguien mucho mayor a mí por la fuerza y la altura que llevaba. Me ato de manos y cegó mis ojos, beso mi cuerpo y se divirtió con este hasta que por fin alguien llegó a mi rescate. Entonces, escapó por la ventana sin siquiera dejarme saber su identidad.

R E B O R N • Koisuru BoukunWhere stories live. Discover now