C U A R E N T A

140 14 12
                                    

SOUICHI

–Sou... –Me llamó en voz baja, su voz sonó a preocupación.

Yo, inquieto, me aferre a él.

-Abrázame como si jamás nos fuésemos a separar... –Susurré, algo ido, con la vista perdida en el suelo, con la mente en un horrible recuerdo.

Tan vulnerable me sentí, que dije eso sin pensar.

Así, juntos en el suelo, por minutos, hasta que el latir de su corazón consiguió calmar el mío.

Acaricia mi cabello con calma

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Acaricia mi cabello con calma. Había quitado los lentes de mi rostro, dobló una pata, la otra la metió en su prenda superior dejando que cuelgue de esta.

Una presión en mi pecho quiere impedirme el respirar, trato de evitarlo, pero parece alguna roca sobre mí, presionándome, ahogándome, dejando sin el aire que mis pulmones necesitan.

Trato con todas mis fuerzas de que el llanto se detenga, y no funciona.

No lo entiendo.

Siempre he sabido controlarlo, jamás he llorado con tanta... Con tanta tristeza, desde esa noche, frente a alguien.

Supongo que el recuerdo movió fibras sensibles en mí, y me llevaron al colapso entre sus brazos.

Y también, todo lo acumulado en estos últimos meses...

Ni siquiera sé cómo haré cuando me toque hacerlo con Miharu en nuestra noche de bodas, y el solo pensarlo me aterra.

No, que estoy diciendo, yo no estaba pensando en hacerlo con él.

Joder...

Me parecía curioso como una conversación con Tetsuhiro podía pasar por tantas fases: Segundos de algo tranquilo, minutos discusión, media hora de sus provocaciones y palabras que solo consiguen confundirme más, y cuando se hace la hora, estamos besándonos sin mesura.

Pero ahora todo había sido distinto, y sentir su aliento en mi piel tan solo me trajo el recuerdo de ese hombre susurrando a mi oído cosas indecentes mientras cubría mi boca, y su mano se bañaba en mis lágrimas.

Esa fue la primera vez que llore con fuerzas.

La segunda, quizás, era esta.

Me siento tan infantil por haberlo alejado, por haber reaccionado de esa manera, por estar aquí en el suelo dejando que sus brazos envuelvan mi cuerpo y le den ese calor que tanto necesitaba, y me negaba a buscar. Me parece tan ridículo de mi parte dejarle consolarme, me parece incomprensible esta situación, y es que todo con él era así: Confuso, repetido, cambiante.

Pero más estúpido me parecía saber que la razón de alejarlo era un doloroso recuerdo el cual empañaba todo, y no el hecho de que sea él, un hombre, tan cerca de mí.

R E B O R N • Koisuru BoukunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora