C U A R E N T A Y C U A T R O

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TETSUHIRO

Huimos al bosque.

Luego de que mis labios sellaran los suyos, él abrazó mi cuello como si se aferrara a una única razón para dejarme besarlo en un sitio donde fácilmente seriamos vistos, y yo me pregunte ¿Qué razón fue tan fuerte como para tomarme como si me fuese a ir de sus brazos?

Jugué con su lengua y la mía en un beso efímero, pero lleno de vehemencia hasta que el aire nos faltó, obligándonos a separarnos. No lo deje decir algo, él tampoco pareció querer siquiera decirme que era un inmaduro irresponsable. Lo tome de la muñeca y, como dos niños huyendo de un adulto luego de romper algo, le lleve conmigo al final del puente y al inicio del bosque sin saber que esa no sería la última vez que correríamos por ahí, solo que esta vez, yo sonreía con el viento golpeándome el rostro y mi mano deslizándose por la piel contraria hasta que mis dedos terminaron entrelazados a los suyos. Él aún no decía nada, parecía envuelto en una fantasía que tenía su cabeza en las nubes, quizás no creyendo lo que hacía, o buscando alguna excusa para sí mismo al llegar el momento de hablar.

A unos metros del pueblo detuve nuestro paso, me doy la vuelta para encontrármelo con el cabello revuelto y los lentes un poco ladeados. Respirando por la boca, sonrió despreocupadamente acercando mis manos a sus gafas para acomodarlas, él deshizo su coleta para peinarse con los dedos y volver a amarrar sus rubios cabellos.

—¿Para qué me traes aquí? –Cuestionó y yo no evite reír un poco. Él me miró con el ceño fruncido bajando los brazos ya más peinado. - ¿De qué te ríes?

— Tú –Respondo. Preguntarme eso luego de dejarse casi arrastrar por mi hasta ahí era algo irónico de su parte conociéndole. – Si no hubieses querido venir, me hubieses puesto un alto... Otra vez poniéndome trabas fáciles de romper.

Sus mejillas se tiñen de rojo, voltea a otro lado cruzándose de brazos.

— Cierra la boca... -Contesta molesto. – Mañana es mi boda, se supone que debo ir y finiquitar cosas, descansar... ¿Por qué apareciste ahora? Luego de... - Enmudece unos segundos, luego cambia de tema. - ¿Qué te sucedió en la cara?

— ¿Qué más podría pasarme en la cara? –Por inercia, alzo la mano hasta mi rostro y acaricio sobre el sitio en el cual recibí un golpe. Lo recordaba perfectamente, hacía dos días atrás.

Si no hubieses cometido tantos errores, estarías entre los soldados a los que van a hacerles la ceremonia de premiación... Pero no, estas entre los desertores –Papá lanzó la invitación de mala gana a la mesa sin quitarme la mirada de encima. Mamá comía en silencio, Margaret parada en una esquina con los brazos tras su espalda y la cabeza un poco gacha. – Y ni siquiera quieres arrepentirte para intentar volver, todo lo dejaste ir por la borda, por un capricho que jamás será real y tan solo es una vergüenza.

Pues es mi problema –Contesto luego de beber un poco de agua. – Ya, no te metas más, me tienes cansado –Dejo el vaso sobre la mesa. Últimamente peleábamos por todo y poco a poco el respeto hacia él se desvanecía con el recuerdo de un niño amando a su padre. Papá me observó molesto, el brazalete en su muñeca brillo con la luz de la lámpara cuando golpeó la mesa y se puso de pie. La silla tras el cayó al suelo estruendosamente.

Mamá brincó sobre su asiento, Margaret alzó la cabeza silenciosa. Yo solo tomé el vaso de nuevo, y de nuevo bebí agua.

¿Cómo me estás hablando? Mal educado ¡Debería darte una cachetada por altanero! –Con su mano simula una leve cachetada. Me pongo de pie, no tan dramático como él.

¿Por qué no me la das? De todas formas, creo que me has dado tantas que ya me da muy igual otra... Hazlo, ven –Le provoco y sé que probablemente terminara mal, más me tiene sin cuidado.

R E B O R N • Koisuru BoukunWhere stories live. Discover now