D I E Z

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POV TETSUHIRO


Regrese a casa llevando una dama y el ánimo por el suelo. Se me habían quitado las ganas hasta de cenar, solo había querido ir detrás de Souichi y explicarle todo, aunque yo no haya hecho nada malo.

No entendía el menester de decirle que ella era solo una amiga.

Frente a mi hogar, estiré mi mano al pomo de la puerta, pero esta se abrió sin siquiera dejarme colocar la mano en la perilla. Mi padre cambió la expresión seria que llevaba, al verme con una señorita, su sonrisa se ensanchó.

-¡Tetsuhiro! Vaya, que sorpresa -Sus ojos verdosos pasaron de mí, a la mujer a mi lado y con orgullo palmeó mi hombro. -Veo que traes compañía. Un gusto conocerla, soy el señor Satō -Extendió su mano hacia Kanako y está gustosa la tomó.

-El gusto es mío señor Satō, mi nombre es Kanako -Su delicada y pequeña mano femenina se vio envuelta en la de mi padre. Luego su mejilla fue besada sutilmente por este y finalmente se alejó para vernos.

-Pasen pasen -Se hizo a un lado desprendiendo emoción y orgullo por los poros, yo solo suspiré y me adentré a la casa con la rubia.

No quería que él me pillara con alguna mujer ya que se pondría intenso, y así fue.

Caminamos hasta la sala donde una mesa rectangular se abría paso en medio. Debajo de esta, una alfombra color vino a juego con las cortinas situadas de lado derecho de la habitación. El suelo de madera oscura sonó a cada paso que dábamos. Las paredes pintadas de beige claro servían de apoyo para los cuadros esparcidos: distintos tamaños y diseños. También había un gran sofá vino acompañado de una mesita negra frente a este. La habitación llevaba libreros, estantes pequeños con macetas y adornos.

Mi madre estaba ahí arreglando dichos adornos. Mi padre llamó su atención y está volteo. Encantada se acercó a Kanako. Ni siquiera había advertido de mi presencia, ambos parecían muy distraídos con el hecho de haber llevado una mujer a casa con la esperanza de emparejarme a ella.

Me daba fatiga sólo pensarlo.

-Hola linda, ¿Cómo está? Que placer tenerla acá... Conozco a su padre, la carne que él le provee al pueblo es exquisita -Alago mi madre mientras delicadamente apartaba a Kanako de mi. -Ven, acompáñeme, vayamos a la cocina y ayúdanos con la cena ¿Vas a quedarte, no? -Las voces de mi madre y Kanako se fueron perdieron a medida que avanzaban.

Quise irme para evitar una conversación con mi padre sobre mujeres, pero este me atrapó y yo solo pude limitarme a oírlo.

-Al fin traes una dama a casa. Hacía mucho no te conocía una mujer -Pronunció guiándome al sofá para sentarnos. -Se ve una buena chica, sería una gran madre y ama de casa. Su padre tiene un negocio productivo, has elegido bien -Me felicito con una sonrisa en su rostro.

¿Acaso solo le importaba el dinero del señor y que Kanako fuese buena ama de casa? Hasta ya estaba imaginándola como madre.

Yo quería hijos, pero con una persona que no iba a dármelos y aunque yo supiese eso, igual seguiría a su lado.

-Papá, es solo una amiga mía, conocida de Margaret que quiso venir a saludarla -Aclare rascando con nerviosismo mi nuca. -No planeó nada con ella.

Decirle eso solo provocaría enfado en él, pero debía aclararlo antes que nos pusiesen anillos de boda en nuestros dedos.

Mi padre estiró su cuerpo hacia delante. Silencioso, tomo la botella de whisky que reposaba sobre la mesita, un vaso y se sirvió. Regreso a su posición antigua apoyándose en el sofá. Dio un trago a la bebida y me miró.

R E B O R N • Koisuru BoukunWhere stories live. Discover now