C U A R E N T A Y D O S

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Souichi

Escucho la grama ser pisada por nuestros zapatos apresurados. El sonido de la noche acompaña nuestra respiración agitada, y los "vamos" "corre más rápido" que exclamaba Tetsuhiro en medio de la adrenalina del momento.

Íbamos tomados de las manos, muy fuerte.

De vez en cuando, volteaba hacia atrás con el miedo de encontrar a nuestros padres siguiendo nuestros pasos, a pesar de saber que ellos no estaban ahí. Este escape me ha hecho darme cuenta que nuestra existencia cada vez se vuelve más delgada, y no encuentro manera de evitar que la cuerda se rompa dando fin a la línea que nos une a este lugar.

O, mejor dicho, si la sé, más no quiero aplicarla.

Mi cuerpo poco a poco se siente húmedo, el cielo derrama pequeñas gotas de agua sobre nosotros lo cual nos hace apresurarnos más. La distancia se acorta a cada paso, mi casa se asoma en la lejanía próxima y pronto, ambos estamos frente a esta. En el porche, saco las llaves de mi bolsillo con las manos temblorosas, la respiración agitada, y los pies acalambrados.

Tengo un problema, un vergonzoso problema que me dificultaba correr, y el que en un principio no me permitía salir por esa ventana por miedo a que Tetsuhiro lo note, pero él parece concentrado en mirar alrededor tomando grandes boncadas de aire y agradezco que no me esté mirando.

Abro la puerta, me adentro sin encender la luz por el dichoso asunto. Volteo y el pelinegro sigue atento a los alrededores. La idea de cerrar la puerta para estar solo me acaricia las manos, pero la ignoro como el tonto que soy, tan solo le agarro del cuello de la camisa para tirar y hacerle entrar.

-Pasa de una vez por todas -Digo en el proceso. Paso el pasador de la puerta luego de cerrarla. Sigo sin encender la luz, busco una excusa a eso pronto, antes que él pueda mover el interruptor. -No, no la enciendas, mejor que crean que no hay nadie -Sostengo su muñeca, la aparto y luego le suelto volteando a verle. El luar nos alumbra filtrándose a través de las cortinas, más la luz de la lámpara que Tadokoro siempre deja encendida sobre la mesa en la sala. Las gotas de lluvia resuenan en las ventanas.

-Necesito agua -Dice de pronto. Camina a la cocina y como si fuese su casa, abre la nevera, se sirve agua en un vaso. Podría reclamarle, pero prefiero soltarme el cabello ante el creciente dolor de cabeza y la fatiga que me deja el haber corrido tanto hasta acá, luego de haber bebido no sé cuántos tragos y todo lo que sucedió con esa mujer en la habitación.

Básicamente ella se meneo encima de mí, beso mi rostro y me hizo tocarle los pechos.

Tan solo recordar, quiero vomitar.

El problema en mi parte baja me recuerda que Tetsuhiro debe irse, asi que, para ocultarlo, me escondo tras el muro que divide la cocina de la sala para hablar desde ahí.

Esta situación me pone los nervios de punta, que maldita vergüenza...

-Toma agua y vete por la ventana de mi cuarto -Masajeo mi cuero cabelludo. Tetsuhiro voltea dejando el vaso sobre el mesón. Cierra la nevera, camina hacia mí. No sé porque dije que se fuese por la ventana cuando bien podía salir por la puerta, o bien simplemente pude dejarlo fuera de casa.

- ¿Tan pronto? Déjame respirar al menos... Además, no quiero irme -Se para delante de mí, el muro nos separa. -Y también está lloviendo

-No empieces -Coloco las manos sobre el muro para mirarle. La oscuridad me molesta un poco la vista. -Estamos a tiempo de decir que nos escapamos por separado para que el regaño sea menos grande ¿No ves la gravedad de lo que hicimos? Por Dios...

-Yo solo puedo ver que decidiste venir conmigo... -Sonríe. Ruedo los ojos y desvío la mirada. -¿Por qué?

- ¿Por qué, ¿Qué? -Lleva un mechón de mi cabello tras mi oreja. Golpeo suavemente su mano para apartarla y regreso la mirada a sus ojos chispeantes.

R E B O R N • Koisuru BoukunWhere stories live. Discover now