C U A R E N T A Y C I N C O

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OMNISIENTE

5 minutos.

- ¿Qué? –Tartamudea. Se aleja de Souichi arrebatando la esclava de su muñeca como si esta, de repente, le quemara la piel fervientemente. La deja sobre la mesa, Souichi se baja en el segundo en que el objeto toca la madera, abrumado, el corazón a mil por hora.

Sonrisas, emoción, espera ansiosa.

Silencio, trauma, ganas de huir.

- ¿Tiene una "S" grabada? –Con el temor de una respuesta afirmativa, Souichi pregunta con voz neutra. Se cierra el Kimono despacio, como si temiera al contacto de él mismo. El recuerdo sale de su tumba, las manos tiemblan, la punta de su nariz arde indicando la ruptura mental.

Camina despacio entre las personas con el corazón latiendo a mil por hora. El pecho presionado por la idea de que estuvo tan cerca de esa persona tantas veces y no pudo detectarla.

Que idiota se sentía.

¿Y quería llamarse "científico" algún día?

4 minutos.

Quieto, como si le hubiesen pegado al suelo, Souichi escucha la respuesta sintiéndose ahogado. Escucha también, como la prenda es levantada de la mesa, mudez, la prenda nuevamente cae en un sonido sordo.

- Si... -Confirma Tetsuhiro.

Alza la mirada, pero no la conecta con nadie, camina como un robot hasta el altar en donde lo espera quien lo condenaría a un matrimonio infeliz, más eso ha pasado a segundo plano.

3 minutos.

- No... No puede ser él, tiene que haber alguna explicación, papá... ¿Cómo haría algo así, si me odia justamente por eso? –El pelinegro se obliga a hablar, exasperado, asustado, extremadamente confundido. Souichi entonces se da la vuelta, las lágrimas regresaron, aunque su rostro serio casi conseguía opacarlas. Su cuerpo temblaba, sin saber que decir u hacer más que ver al hijo de su posible abusador. -Úsala –Entonces pidió Tetsuhiro, acercándose al rubio al cual intento enganchar la esclava en la muñeca, pero este la aparto tan rápido que no pudo detenerlo.

Souichi le empujó.

- ¡¿Cómo se te ocurre que me voy a poner eso!? –Reprocha la idea en voz alta, temeroso, con miles de cosas para decir, pero sin la capacidad de ordenarlas correctamente para soltarlas una a una, y es que ¿De que servía decirlas? Tetsuhiro no era ese hombre, no era él, aunque... - Él... ¿Él te pidió que fueras por mí, al yo volver de mi viaje? Por eso tanta insistencia... Por eso... Por eso contigo las cosas salían mal, por eso tantos problemas, por eso arreglabas las cosas a tu conveniencia con ella, por eso ¿Por venganza? ¿Por diversión ¡Dime!

Llega al altar, se posa en el sitio previamente ensayado. Con la mirada al frente, se siente incapaz de voltear a verlo, se siente incapaz de quitar la mano temblorosa que cubre la esclava celosamente, en su cabeza, dejar que él la vea significaría que ya sabía su identidad.

2 minutos.

- ¿De qué estás hablando? ¿Tú de verdad estás pensando eso, Souichi? ¿Después de todo? –Con los nervios a flor de piel, Tetsuhiro siente que su corazón se detiene por unos segundos, causándole una presión en el pecho insoportable.

Souichi aprieta los labios, sin saber que pensar más allá de la esclava testigo de su trauma puesta en la mesa donde anteriormente reposaban los adornos de sus ropas nupciales.

Tetsuhiro toma la esclava de vuelta, y esta vez, la engancha en la muñeca de Souichi.

Sin cariño, sin cuidado. Está asustado, ofendido.

R E B O R N • Koisuru BoukunUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum