C A T O R C E

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POV TETSUHIRO


Llegue a mi casa después de quedarme caminado por la calle pensando en si debía ir o no a casa de Souichi para hablar sobre lo sucedido. Después de meditarlo mucho -2 minutos-, decido que no ir sería la mejor opción, prefería esperar a que se calmara para poder explicarle todo, y esperaba que pudiéramos resolverlo.

En mi oscura habitación me encontraba recostado en mi cama, ya me había cambiado a ropas más cómodas luego de ducharme. Ahora mismo llevaba un libro en mis manos, una novela que había cogido del librero sin siquiera leer su nombre. Y luego de leer las primeras tres páginas, no seguí y solo me quedé observando la gran luna que se posaba allá arriba. Ella parecía mirarme acusadoramente, reclamándome por haber sido tan distraído.

Estaba confiado en que Souichi entendería que casi había sido obligado por mi madre a salir con Kanako, pero ¿Y si de alguna casualidad nos vio? Yo admitía no haberme visto molesto o fastidiado, de hecho, me la pase bien.

Y me la hubiese pasado mejor de haber acabado a tiempo con la mujer para ir hacia él.

Imaginarlo en el bar, sentado y esperando con su cara ceñuda. Con sus cabellos amarrados en una coleta desordenada de los cuales mechones caían en su rostro, y esos anteojos redondos resbalando por su nariz, lentes que nada opacaban su belleza. Así, levantándose y yéndose decepcionado, me sentó mal ya que fue difícil sacarle un sí, para que yo le haya dejado.

También pude ver como hacia su típica pose: codo en la mesa, cabeza ladeada levemente en mano y respuestas monosílabas a los cantineros. Sus ojos estudiarían el lugar y terminarían en los libros de las paredes, seguro su expresión cambiaría a una curiosa por saber si había alguno de biología, y de haberlo, tal vez se enojaría con los dueños de aquel sitio por colocar algo tan valioso como mera decoración.

Y yo reiría al verlo.

Es que soy tonto.

Tenía un amigo en el bar, su nombre es Hiroto, era un cantinero. Casualmente, fue él quien atendió a Souichi, anoche me contó que estuvo esperando, y hasta se tomó unas dos cervezas. Él me aconsejo mejor ir de una vez a su casa para hablar y no dejarlo con la duda, pero él no conocía a Souichi y no sabía que yo seguramente saldría con el ánimo por el subsuelo de esa casa, quizás hasta golpeado. Aunque Souichi nunca me había golpeado muy fuerte, solo leves manotazos en el hombro cuando yo me pasaba de confianzudo y le halagaba de más.

En fin.

Dejo de divagar fastidiado por lo sucedido, tenía que irme a dormir ya si quería levantarme temprano e ir con él. Así que dejé el libro en la mesa de noche, me metí bajo las sábanas y me acosté de lado dando la espalda a la pared. Mis ojos observaron mi silenciosa habitación tenuemente iluminada por la luna, y luego se cerraron para sumirse en el sueño.

A la mañana siguiente desperté apenas el alba se hizo presente. Supongo que estaba tan impaciente que mi cuerpo no durmió, solo descanso un poco hasta por fin levantarse. Yo me sentía aún con sueño, y creí que era muy temprano para visitarlo así que mejor esperaría a más tarde e iría a la escuela donde seguro voy a encontrarlo.

Dormí un rato más.

Esta vez sí sentí que dormí, y no solo descansé.

Abro los ojos despacio, la habitación estaba más iluminada por los rayos del sol que se colaban a través de la pequeña ventana. Me estiro perezosamente aún acostado y luego me incorporo perezosamente para levantarme. Despacio y con somnolencia, camino al baño restregando uno de mis ojos, arrastrando los pies. Entro al cuarto de baño para poder asearme. Mientras me duchaba, pienso y escribo un monologo mental con lo que le diría a Souichi, una especie de guion en mi cabeza: yo le explicaría que sucedió, él entendería y ambos saldríamos a almorzar en <<Fukouka>>.

R E B O R N • Koisuru BoukunWhere stories live. Discover now