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1 de octubre, 1977 ━━━━━━━━━━━━━━━ CHAPTER NINE
"I'm only 17, I don't know anything but I know I miss you"
— ¡Hey! Sangre sucia, mira por dónde vas. — La voz de Malfoy inundó los oídos de August, obligándola a detener su marcha. La mirada de la mayor cayó al piso, y sin ánimos de comenzar una pelea, tomó la mano de su hermana. Lily sabia lo protectora que Augustine se ponía con ella respecto a ese tema.
La primera vez que la menor de las Evans se metió en una pelea solo tenía once años, y un mes dentro del colegio. Un niño de Slytherin se atrevió a insultar a la pelirroja (luego de que todos supieran que era hija de no-magos), y August no dudo en lanzarse sobre él. Delante de todos los profesores y directivos. Lo golpeó y lo obligó a pedirle disculpas de rodillas por haberla hecho llorar.
Resulta que ese niño ahora era el capitán del equipo de Quidditch, sin embargo, su relación no cambió en lo absoluto. Se odiaban y todos lo sabían.
— August, déjalo. — Evans susurró, sintiendo como el cuerpo de August se tensaba. — No voy a dejar que me afecte.
— ¿Estás sorda? ¿Tus padres muggles no te enseñaron a responder como una persona decente, sangre sucia?
— Que se vaya al infierno. — La morena masculló, y, haciendo todo lo contrario a lo que su hermana le había pedido, avanzó hacía el rubio con sus puños apretados— ¿Cómo llamaste a mi hermana, rubio de pacotilla?
— La llame por lo que es. — Sonrió, mientras cruzaba sus brazos con soberbia. — Una escoria en nuestro mundo. Hogwarts debería prohibirles la entrada a los hijos de muggles.
Lily cerró los ojos con cansancio, sabiendo lo que ocurriría a continuación. Su cuerpo se relajó cuando sintió la mano de James envolver su cintura, y luego la voz de Remus preguntando qué estaba ocurriendo. Pero, Augustine estaba demasiado metida en la discusión como para percatarse de la presencia de sus amigos.
— ¿Por qué no mejor le prohíben la entrada a los imbéciles? Así nos aseguramos que nadie de tu raza contamine los pasillos. — La sonrisa burlona del rubio cambió por completo ante sus palabras.
— No tengo miedo de golpear a una mujer, Evans—masculló, pensando que eso iba a asustarla. Pero la adolescente ni siquiera tembló.
— Pídele disculpas. — Sus pechos se rozaban.
— Lo único que voy a decirle es que espero que el Mago Tenebroso cumpla con su promesa de aniquilar a todos los impuros.
— Le haré un favor, y comenzaré contigo. — August acotó, para luego lanzar el primer golpe contra él.
— ¡Augustine! —La morena escuchó la voz del licántropo, justo cuando Lucius le dio un golpe en su mejilla. — ¡Hey! —bramó, metiéndose entre ellos, para luego darle un fuerte empujón. — No vuelvas a ponerle una mano encima, idiota.
