𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐑𝐔𝐎 ⸻ Remus Lupin.

2. 00

"They expected me to find somewhere
Some perspective, but I sat and stared"

1991

— ¿August? —La voz de Stefano se sintió como un alivio. — ¿Qué haces aquí? Creí que estabas viviendo en Francia.

— Harry recibió su carta de Hogwarts—susurró, controlando sus ganas de llorar. — Jamás lo había visto tan feliz.

— Theo también la recibió—comentó con una pequeña sonrisa en su rostro. — De lo único que habla es de Slytherin... creo que lo hemos mal influenciado. —Sonrió recordando a su esposa.

— Lamento haberte dejado pasar solo todo lo que ocurrió con la mamá de Theo, Stef.

— Hey, Evans. No tienes que disculparte por eso conmigo. —Se hizo a un costado, permitiéndole ingresar a su casa. — Lo que te pasó a ti... No, no podía pedirte que estés en ese momento también. Estás aquí ahora, y eso es lo único que importa.

— Siento que no hablo mucho sobre el asesinato con Harry, pero sinceramente, no sé qué decirle—murmuró temblorosa. — Cuando se enteré que todo fue mi culpa... Él va a odiarme.

— August. —La voz de Stefano salió dura. — ¿Cómo puedes pensar que fue tu culpa? Lo que ocurrió con Lily y James no tiene nada que ver contigo.

— Créeme, hace diez años que intento convencerme de lo mismo. Pero, si no hubiese pedido que todos se olviden de mi... ellos estarían vivos.

— Lo que el maldito de Tom Riddle hizo, no tiene nada que ver contigo. Él los asesinó, no tú.

Un silencio se formó en el lugar dejando a la mujer atrapada nuevamente en sus pensamientos autodestructivos. Habían pasado diez años desde el asesinato de su hermana y cuñado, pero aún se sentía como si hubiera sido ayer. Tenía que vivir con aquel dolor que solo dejaba salir cuando Harry dormía. 

Por un tiempo las cosas estuvieron "bien". Harry tenía amigos en su escuela primaria estaba creciendo en un vecindario agradable, y ella mantenía un empleo de secretaria que le servía para pagar las cosas esenciales. Si bien no podían darse grandes lujos, estaba segura de que le daba a Harry todo lo que él necesitaba. Sin embargo, cuando la carta de Hogwarts llegó, toda esa vida de fantasía que se habían inventado desapareció.

La realidad la golpeó de tal manera que pensó que nunca iba a recuperarse; todos los recuerdos comenzaron a invadir su mente, y lo único que pudo hacer fue llorar. Harry debía ir a Hogwarts, y eso era algo que no discutía, pero el pensamiento de tener que regresar al lugar donde todo empezó... la paralizaba.

— ¿Cómo está Remus? —Stefano la sacó de su burbuja, obligándola a mirarlo.

— Él aún no... —guardó silencio por unos segundos. — Cuando Dumbledore me dijo que podía buscarlo, lo hice.

— ¿Y qué ocurrió?

— Él estaba con una mujer, al parecer llevan juntos varios años—balbuceó— Se lo veía muy feliz, realmente, feliz. Marlene me dijo que luego del asesinato de James, pasó por momentos muy difíciles, y que Betty lo había ayudado a salir adelante.

— ¿Entonces no te recuerda? —August negó— ¿Y Sirius?

— Tampoco—musitó—, cuando ocurrió la masacre de los muggles y luego el asesinato de Peter, los del Ministerio se lo llevaron tan rápido que no pude hacer nada.

— Lo lamento—respondió con sinceridad. — No mereces nada de esto.

— Lo único que importa ahora es que Harry irá a Hogwarts. —Sonrió a medias—, y todo mejorará con el tiempo.

— Por supuesto que sí, me tienes aquí para ayudarte. —Abrió sus brazos, invitándola a aferrarse a él. — Y no voy a permitir que algo malo te vuelva a ocurrir, linda.

August cerró los ojos por unos segundos disfrutando de aquel abrazo que había anhelado por tantos años. — Te quiero mucho, Stef.

— Yo mucho más, Evans—susurró, dejando sus labios posados sobre su sien. — No te imaginas cuánto.

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August y Harry: