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12 de noviembre, 1993

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CHAPTER SIXTEEN



"To you I can admit

That I'm just too soft for all of it."



El aroma característico de Augustine ingresó en la habitación mucho antes de que la mujer atravesara el umbral de la puerta, permitiéndole al licántropo acomodarse un poco para que no lo viera en ese estado tan deplorable. Cuando sus ojos se encontraron con la silueta de ella pudo soltar la sonrisa que venía manteniendo desde el segundo en que la sintió.

— ¿Tienes clases? —preguntó sin siquiera saludarlo.

Él negó. — ¿Necesitas algo? —Dejó en evidencia la renguera que presentaba en su pierna derecha. August se acercó con intenciones de sostenerlo, pero el licántropo elevó la mano. — Estoy bien. ¿Qué haces aquí? Creí que saldrías a almorzar con Stefano.

— Vine a traerte esto. —Dejó la caja de bombones sobre el escritorio—, y también vine a agradecerte por las flores.

Remus abrió la boca con sorpresa sin ser capaz de pronunciar palabra alguna.

— Sirius no recuerda esas cosas sobre mí—contestó con diversión—, solo tú. Creo que ni siquiera Stefano sabe cuáles son mis flores favoritas—balbuceó casi inaudible. — De todas formas, solo quería agradecerte.

— Tómalo como un regalo de despedida—comentó tomando asiento sobre el escritorio. — Regresar aquí no me hizo tan bien como pensaba. Me ofrecieron un trabajo de profesor en una escuela muggle.

La mujer dio dos pasos al frente. — ¿Aceptaste?

— Queda a unos minutos de la casa donde estoy viviendo con Betty. Pasaremos más tiempo juntos. —Los ojos de la serpiente recorrieron cada expresión en su rostro.

— ¿Aceptaste por eso?

— No. Acepté porque era la única solución que encontré para alejarme de ti. —Aquella confesión los sorprendió a ambos. — No puedo estar cerca tuyo y fingir que no me duele verte siendo feliz con alguien más que no sea yo. No lo soporto, y no quiero vivir con ese dolor constante. —Evans se mantuvo en silencio sintiendo como su garganta se contraía con cada segundo que pasaba. — Betty no se merece esto. Yo estaba feliz... realmente era feliz a su lado. Por eso estoy tomando esta decisión.

Augustine respiró hondo y con sus manos temblorosas buscó las del licántropo. — Lamento que las cosas hayan resultado de esta manera, Remus. Sin embargo, prefiero extrañarte que vivir con el sentimiento de que arruine tu vida. Mereces ser feliz, y de verdad, lamento no ser capaz de brindarte esa felicidad.

— Te amo. —Su voz salió casi inaudible. — Mientras mi corazón continúe latiendo... mi amor por ti perdurará. Te quiero en este momento, en esta vida, y sé que mi amor por ti se extenderá a la próxima.

Una sonrisa cargada de tristeza se asomó por los labios de Augustine. — Espero que algún día puedas entender que lo que hice años atrás fue porque te amo.

El hombre se puso de pie abriendo sus brazos para que ella pudiera abrazarlo. — Estoy muy orgulloso de ti, mi Augustine hermosa.

La nombrada fue la primera en romper el abrazo alejándose unos centímetros del más alto; sus ojos la miraban de la misma manera que lo hacían en su adolescencia, y solo en esos leves segundos, August pudo reconocer al Remus del que se había enamorado profundamente. El sentimiento de angustia estaba instalado en su pecho, sin embargo, simplemente se mantuvo inmóvil observando. Memorizando cada detalle, cada cicatriz, y cada lunar que su rostro adulto poseía.

Estaba permitiendo que se alejara de ella, por segunda ocasión, y la sensación de desamparo no había disminuido en lo más mínimo. ¿Estaba evitando un desastre? ¿O estaba renunciando al amor de su vida? Lo único de lo que estaba segura era de que, una vez más, estaba poniendo el bienestar de Remus por delante del suyo.



* * *





Marlene miró a Regulus por unos segundos antes de enfocar su atención en la figura de su mejor amiga. — Las cosas nunca iban a volver a ser iguales, amor. — La voz calma de Marlene inundó aquella sala de estar.

— Tú misma lo has dicho... cada vez que tenía la oportunidad te recordaba que lo habías abandonado. —El menor de los Black intervino—. Iban a durar unos meses antes de que las cosas explotaran.

— Pero, es Remus... —Augustine levantó la cabeza dejando en evidencia las lágrimas saladas que bajaban por su rostro. — Lo amo desde los trece años. ¿Cómo voy a poder vivir sin él? Lo mantuve alejado por su bien, pero ahora... debo alejarme para siempre.

Regulus la abrazo por sus hombros dejando un pequeño beso en su sien. — Sé que ahora parece algo imposible de sobrellevar, pero tienes que recordar la familia que formaste junto a Stefano. Él es bueno, te ha amado sin importar las cosas que hiciste, te aceptó sin juzgarte. No puedes renunciar a eso... no después de todo lo que Remus te hizo pasar.

— August... tú sabes que yo te amo, sin embargo, creo que tu relación con Remus ya es algo imposible de sostener. No te hagas esto... no renuncies a la única persona que te vio como realmente eres y decidió quedarse a tu lado. 

El ruido de un vaso rompiéndose los hizo sobresaltar. — Mierda. Lo siento, tengo las manos mojadas. —Sirius apareció por el umbral de la puerta con solo unos pantalones de vestir dejando a la vista todos los tatuajes que adornaban su abdomen.

— Intenta no destrozar la casa. —Regulus lo miró.

Después del incidente con Peter en la mansión considerada "embrujada", Regulus tuvo la oportunidad de reencontrarse con su hermano mayor, Sirius Black, tras su separación de doce años. 

Durante su tiempo en prisión, le habían informado que Regulus había perdido la vida en la guerra a manos de Tom Riddle. Por lo tanto, cuando sus ojos se cruzaron, el heredero Black no pudo contenerse y cayó de rodillas, abrumado por la emoción y las lágrimas. Ambos hermanos habían estado viviendo bajo la sombra de la pérdida y el luto, sin embargo, se abría un nuevo capítulo en sus vidas, uno lleno de posibilidades y la esperanza de la reconciliación. 

— ¿De qué hablaban? ¿Por qué mi Augustine está llorando? ¿Me extrañabas? —estiró su mano para tomar la de ella.

— Remus se irá de Hogwarts. —Marlene le contestó encendiendo un cigarrillo.

— Creí que tú también lo harías. —Sirius la miró sin comprender la situación. — ¿Por qué las lágrimas?

— Indirectamente me dijo que no quiere saber nada más de mí. Nunca. —Evans chasqueó la lengua. — Básicamente eso.

— Oh. Creí que... todo estaba bien entre ustedes.

— Habíamos decidido tener una especie de tregua, sin embargo, las cosas nunca volvieron a ser las mismas—contó la Slytherin. — De todas formas, tienen razón. Mi relación con Remus no iba a salvarse. 

𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐑𝐔𝐎 ⸻ Remus Lupin.Where stories live. Discover now