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13 de enero, 1978━━━━━━━━━━━━━━━CHAPTER THIRTY SEVEN

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13 de enero, 1978
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CHAPTER THIRTY SEVEN







"Daddy looking at me
Will I ever be free?
Have I crossed the line?"





Los ojos somnolientos de August se abrieron con sorpresa, luego de escuchar como la puerta del salón era golpeada con ímpetu. Remus −quien se hallaba a su lado− frunció el ceño, mientras observaba cómo el profesor de estudios muggle, se acercaba a la entrada. — Señor Leach—habló con un leve tartamudeo.

Nobby Leach, el Ministro de la magia, ingresó al salón de clases, seguido de tres representantes del Ministerio. — ¿Señorita Evans? —El hombre alto y canoso, se acercó a ella con cuidado. — No vinimos a hacerle daño, solo necesito que me acompañe.

Remus tomó su muñeca con fuerza. — No pueden obligarte a ir—murmuro, solo audible para ella. — Eres menor de edad.

— Nadie va a lastimarla, jovencito. — Nobby habló, cada vez más cerca de ambos. — Solo debemos hablar con Augustine.

Segundos después de haber pronunciado aquellas palabras, la puerta volvió a abrirse revelando a Albus Dumbledore seguido por Minerva. — Nobby, no puede ingresar a los salones de clases sin pedirme autorización.

— Solo debo retirar a la señorita Evans unos minutos. — Elevo sus manos, intentando verse más amigable.

August, quien se encontraba en un estado de confusión, miró a Dumbledore. — Profesor—murmuró.

Uno de los hombres que acompañaban a Nobby apareció por detrás de la adolescente, tomándola del antebrazo, y obligándola a ponerse de pie. — ¡Hey! No la toque. — Remus intervino, comenzando a empujar al mayor. — No puede tocarla, es menor de edad, y necesita el permiso de un adulto para sacarla del colegio.

— Andando. — Nobby movió su cabeza, dándole pie para que el hombre de cabellos rubios comenzará a arrastrar a August hacia la salida.

— ¡Profesor! —Remus exclamó, pero Dumbledore simplemente se hizo a un lado, para que pudieran salir. Dejando al licántropo con un revoltijo de emociones en su vientre.

Los estudiantes comenzaron a salir del lugar queriendo saber qué ocurriría a continuación, mientras que Remus seguía gritando, y pidiendo explicaciones sobre lo que estaba pasando. August encontró los ojos del gryffindor, al mismo tiempo que él encontraba los de ella. — Está bien. — Fue lo único que pudo decirle, antes de que Nobby los hiciera desaparecer.

Minerva comenzó a aplaudir para que todos regresaran al salón, intentando calmar los nervios que socavaron su interior; ella −al igual que Albus− no sabían el motivo por el cual Augustine había sido retirada del colegio, pero expresarlo a los estudiantes, solo generaría más caos.

August sintió como sus pies tocaban suelo firme. — ¿Dónde estamos? —preguntó, caminando a un lado de Albus.

— Estamos en el Ministerio de Magia, querida. — Nobby respondió, capitaneando el camino hacia su oficina. Personas uniformadas caminaban de un lado al otro con miles de carpetas, y cajas repletas de documentos, y August supo al instante que prefería morir antes que acabar trabajando detrás de un escritorio el resto de su vida.

Sus ojos se apartaron de aquel lugar, una vez que el pasillo los obligó a girar a la derecha; la jovencita de Slytherin se estaba memorizando todo el camino, por si en algún momento debía escapar. Pero, toda ilusión de tener un escape como las películas muggles se despedazó cuando recordó que su varita había quedado en su habitación. El profesor de estudios muggles no admitía que hubiera varitas en su clase, por lo que, la adolescente decidió guardarla en su mesa de noche.

— ¿Alguien va a decirme qué hago aquí? —Augustine rompió el silencio, luego de haber ingresado a la oficina del Ministro.

Nobby se tomó todo el tiempo del mundo para ocupar su asiento, retomando el contacto visual con Augustine. — ¿No lo sabe aún? —Junto ambas manos encima de la mesa. — ¿Ni una pequeña sospecha al respecto?

— No me gusta el tono con el que me está hablando. — Se inclinó más sobre el escritorio. — Dígamelo, no vine a adivinar.

El hombre con canas, y gafas cuadradas, abrió un cajón del escritorio, revelando el periódico El Profeta. — Aquí tienes la respuesta. — Lanzó el objeto sobre la madera.

Albus Dumbledore fue el primero en tomar el periódico, impidiendo que August leyera algo. —¿Quién escribió esto? —preguntó con enojo, sin haber terminado de leer el primer párrafo.

— No importa quién fue, lo que importa es que ahora todo el mundo mágico sabe sobre su verdadera identidad. — Nobby indicó.

— Está acusando a una menor de edad. — Albus exclamó. — Tiene diecisiete años, y la están acusando de ser partícipe de un asesinato.

August frunció el entrecejo, y aprovechando que ambos adultos discutían, le quitó el diario de noticias de las manos; un calor horrible comenzó a subirle por el cuerpo, mientras sus ojos leían cada palabra que habían escrito sobre ella.

"La hija de Tom Riddle" 

"Sería la seguidora más joven que tiene" 

"Venganza familiar" 

"Asesina"

— No puedo permitir que regrese al colegio, Albus. — Nobby le aclaró. — No van a tardar en quejarse, y lo último que necesito ahora es a miles de padres poniéndole precio a mi cabeza.

— Nada de lo que dice es cierto. — August se metió. — Están manipulando la información—exclamó. — Ustedes... son unos mentirosos.

— ¿No eres hija de Tom Riddle? —El mayor se puso de pie. — ¡Respóndeme! ¿Es una mentira que Tom Riddle estuvo en contacto contigo? ¿Huh?

— No es así como ocurrió—masculló ella, sintiendo que sus ojos comenzaban a picarle.

— ¿Crees que van a escucharte, Augustine? —Nobby la miro. — Lo único que van a leer es que eres hija del hombre que está quitándole la vida a sus familiares. — La adolescente dejó el periódico sobre el escritorio. — A nadie le va a importar tu versión de la historia.

— ¿Profesor? —August miró a Albus, pero sus ojos no le dieron la respuesta que ella buscaba.

— Hay un lugar... donde estarás a salvo—murmuró. — Por lo menos, hasta que se termine todo esto.

Pero, los tres presentes sabían que las cosas estaban muy lejos de finalizar pronto.


[segunda parte]

𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐑𝐔𝐎 ⸻ Remus Lupin.Where stories live. Discover now