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31 de mayo, 1978 ━━━━━━━━━━━━━━━ CHAPTER FIFTY ONE
"But I can see us lost in the memory August slipped away into a moment in time 'cause it was never mine"
— ¿Cómo sabes que funcionará? —Sirius murmuró nervioso mirando la poción multijugos.
— No puedo decirte cómo me enteré, solo debes confiar en mí—explicó, evitando completamente la verdadera historia. Regulus le había suplicado que no dijera nada, y ella no iba a traicionarlo. — Vendrán a buscarnos pasada la medianoche.
— Deberé beber la poción multijugos unos veinte minutos antes. — El moreno recordó el plan.
— Dumbledore estará listo para lanzar el hechizo. No estaremos ni quince minutos cerca de ellos. —Tomó sus manos temblorosas con miedo. — Es la única forma que tenemos de salvarlos.
— Me pregunto si harían lo mismo por nosotros—masculló, recordando su "misión" con Albus.
— Sirius, es la única forma.
El heredero Black asintió, posando sus ojos en la Slytherin. — Solo serán unos meses, ¿verdad? Dumbledore hará el hechizo para que Tom te olvide, y luego volverás a buscarnos. ¿No?
— Por supuesto—musitó, acariciando su mejilla. — Volveré a buscarlos, y les explicaré todo.
— ¿Lo prometes? —Su tono de voz salió como una súplica.
— Lo prometo—respondió, juntando sus dedos meñiques. — Albus lanzará el hechizo, Tom olvidará que yo existo, y todo mejorará.
Sirius respiró hondo, y sin poder evitarlo, se lanzó a los brazos de la más baja. — No demores mucho en buscarme, por favor.
— Dumbledore me dirá cuándo será seguro regresar—indicó, sintiendo las manos de Sirius apretando su cuerpo con fuerza. — No voy a dejarte solo por mucho tiempo.
— ¿Podemos confiar en él?
— Puedes confiar en mí—aseguró.
— ¿Irás a despedirte de Remus?
La morena observó el reloj que se hallaba en aquella habitación, y un escalofrío escaló por todo su cuerpo. — Creo que es hora.
Todos habían recibido una pequeña explicación de lo que iba a suceder, pero el licántropo era el único que no estaba demasiado feliz con la decisión que August tomó. Lupin sabía que había algo extraño, y aunque intento hacerla cambiar de opinión, la serpiente estaba muy convencida. Luego de hablarlo con Dumbledore ambos llegaron a la misma conclusión: Tom debía olvidar que August existía, y para eso, debían lanzar un hechizo que solo alguien tan poderoso como Albus podría lograr.
El mundo mágico estaba a punto de olvidar que Augustine Jane Evans existió alguna vez, y aunque era para una buena causa las cosas se sentían demasiado agridulces entre los amigos. Ella estaba salvándolos, pero al mismo tiempo, los estaba condenando a algo que la llevaría a arrepentirse el resto de su vida.
Cuando sus pies se detuvieron en aquella habitación, todo el miedo que estaba retenido floreció de golpe. — ¿Puedo pasar? —preguntó temblorosa, viendo la silueta de Remus de espaldas a ella. Sus ojos estaban clavados en la ventana de su cuarto, observando cómo las gotas de lluvia resbalaban por el vidrio.
— Odio las despedidas—masculló, sin voltear.
— No será para siempre, Rem. —Sus pies se movieron sigilosos hacia la cama. — Te lo prometo.
— ¿No puede solo olvidarte Tom? —cuestionó, poniéndose de pie.
— Dumbledore dijo que...
— ¡Me importa una mierda lo que dijo Dumbledore! —interrumpió con enojo, y solo en ese momento August se percató de sus ojos rojos. — No quiero vivir con el dolor de haberte perdido.
— Solo estoy intentando salvarte la vida, Remus—murmuró, tomando su mano con miedo. — ¿Puedes entenderlo?
— ¿Cómo puedes pedirme que entienda esto? August... voy a olvidar a la única persona que...—Sus labios se fruncieron por unos segundos. — No puedes pedirme que acepte esto.
— Al menos, entiende que hago esto por amor.
El licántropo dio un paso en su dirección, sintiendo que sus rodillas estaban a punto de traicionarlo. — ¿Olvidaré que te amo? —balbuceó, posando su mano fría en la mejilla de ella.
— No vas a sentir nada... porque nunca me conociste—respondió, temiendo que su estómago expulsé todo lo que había almorzado. La angustia que sentía en aquellos momentos le estaba jugando en contra.
— ¿Tu sabrás que yo te amo? —Su voz salió con miedo.
— Lo recordaré todo. —Unió su mano con la del licántropo que aún reposaba en su mejilla. — Y cuando Dumbledore me lo permita, volveré a explicártelo. Te contaré todo, y me recordarás.
Remus asintió permitiendo que las lágrimas empiecen a bajar por sus mejillas. — Te amo, August—murmuró, juntando sus labios una última vez. — Prométeme que estarás a salvo.
— Mientras tú estés bien, yo lo voy a estar. —Le quitó las lágrimas con su pulgar. — Te am--
— No, no lo digas—suplicó. — Cuando nos volvamos a encontrar, me lo dirás.
Evans asintió, obligándose a contener las lágrimas que pedían a gritos salir de sus ojos. — Será mejor que vayas a esconderte ahora—indicó con un nudo en su garganta. — James te está esperando con los demás en el bosque.
Remus respiró hondo. — Sé que no voy a recordarte, pero te extrañaré toda la vida.
— Te veré en unos meses—musitó, soltando su mano dedo por dedo.
El más alto escuchó el reloj sonando, y supo que debía irse cuanto antes. — No me obligues a buscarte, Evans. Soy demasiado inteligente y lo terminaré descubriendo de alguna forma.
— Por supuesto. —Besó sus labios por última vez, para luego verlo desaparecer bajo la capa de invisibilidad.
Y cómo Regulus le había dicho, aquella noche –pasadas las doce– un grupo de hombres entraron al castillo a buscarlos; planeando una terrible tortura que, solo se detendría con la traición de ambos estudiantes hacia Dumbledore. Sin embargo, en el momento que August pronuncio las palabras frente a su padre... el director del colegio lanzó uno de los hechizos más poderoso que alguna vez había hecho.
Ahora, nadie conocía a August Evans –a excepción de Albus Dumbledore–, y aunque, las cosas parecían estar bien... la joven de Slytherin no se imaginaba lo que vendría a continuación.
Tom Riddle no la conocía, y por ese mismo motivo, una nueva profecía se había dictado dejando en la mira del mago tenebroso a una joven pareja.
