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20 de diciembre, 1977━━━━━━━━━━━━━━━CHAPTER THIRTY

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20 de diciembre, 1977
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CHAPTER THIRTY
















"Strange look on his face
Pauses, then says
'you're my best friend' and you knew what it was"












— ¡Señorita Evans! —Silvanus Kettleburn, el profesor encargado de dictar la asignatura Cuidados de Criaturas Mágicas, exclamó, interrumpiendo la caminata de August por los pasillos.

Un hombre canoso, y con un parche color blanco en su ojo, se encontraba de pie en medio del pasillo; con su vestimenta desprolija, y el aroma a tabaco que podía sentirse desde muy lejos. August siempre intentó llevarse bien con él, sin embargo, le molestaba un poco su ingenuidad hacia ciertas cosas. Solía dejarse pisotear por algunos alumnos, y era algo que a ella realmente le enojaba. — Buenos días, profesor—saludó con amabilidad, viendo como él le extendía su "mano".

Silvanus había perdido su ojo, y mano izquierda en menos de un año, siendo reemplazada por dos pinzas, que simulaban ser las manos de un cangrejo. — ¿Necesitaba ayuda con algo? —preguntó, luego de escucharlo reír por su broma de las pinzas.

— ¡Si! Qué bueno que me lo preguntas—exclamó, con su marcado acento irlandés. — El muchacho Lupin, tu novio. ¿Hay alguna forma de que puedas buscarlo por mí? Necesito darle unas cosas, pero no lo encuentro por ningún lado.

— Profesor... nosotros no.... — El hombre canoso corrió la vista de la joven.

— ¡Albus! —gritó, dejando completamente sola a August en medio del pasillo.

— Estamos más juntos—murmuró para sí misma echando su cabeza hacia atrás con fastidio.

Sabía muy bien dónde se encontraba Remus, y lo sabía porque Nott se había encargado de hacerle conocer todas sus posiciones geográficas, para así, evitar cruzarse; August no quería tener que verlo, y encontrarlo coqueteando con alguien más, por eso, simplemente evitaba su presencia. Era consciente de que estaba manejando una actitud, bastante, inmadura; pero, como le dijo Lily, cada uno maneja sus rupturas como puede.

Aunque, si lo pensaba bien, faltaban menos de tres días para que comience el receso de navidad, y todos habían acordado pasar las festividades en casa de James; era obvio que en algún momento iba a tener que verlo a la cara nuevamente, y quizás, debía arrancarse la bandita cuanto antes. Se negaba a incomodar a sus amigos, y la única forma de evitarlo... era hablar con Remus.

El licántropo mantenía su mirada fija en el libro de psicología que estaba leyendo; el calor de la chimenea abrigaba su cuerpo, y junto con el silencio de la biblioteca le brindaba un escenario demasiado relajante. Según Minnie, los muggles cuando tenían un problema iban a algo llamado "psicólogo", por supuesto que, él no podía asistir a uno; pero pensó que sería buena idea leer un poco sobre eso, y quizás, ayudarse a mejorar su relación consigo mismo, y en un futuro con August.

La punta de sus dedos se mojó con su saliva, y antes de que pueda dar vuelta la décima página del libro, sus fosas nasales distinguieron aquel aroma tan particular.

— ¿Interrumpo algo? —Su voz salió cálida.

Remus levantó la vista, encontrando esos ojos que tanto amaba mirar. — No, para nada. — Marco el libro, y lo cerró— ¿Necesitabas algo? —preguntó, intentando sonar lo más amable posible.

August tomó asiento a su lado en el piso. — Quería hablar contigo sobre dos cosas—murmuró, para evitar que la bibliotecaria los regañara. — La primera, Kettleburn te está buscando, dijo que debía darte unas cosas. — Lupin asintió—, y la segunda cosa que quería hablar contigo es acerca de nosotros. — El rostro del licántropo se relajó, asintiendo para que continúe hablando. — Ya que, pasaremos las fiestas juntos en casa de James pensé que sería buena idea volver a tener nuestro vínculo antiguo. ¿Entiendes lo que digo?

— Volver a ser amigos.

— No quiero que las cosas queden incómodas entre nosotros, porque yo te quiero, y no podría soportar perderte totalmente. ¿Estás de acuerdo? No quiero obligarte a nada.

Remus la miro por unos segundos, logrando ponerla nerviosa; los ojos de él siempre serían la perdición para Evans. — Hey, tranquila. — Se atrevió a tomar su mano. — Yo también iba a pedirte lo mismo. — August dejó salir una respiración más calmada. — Eres mi mejor amiga, Augustine, mucho antes de ser mi novia. — Hizo una pequeña pausa para mirarla mejor. — Jamás quisiera que eso cambie.

— Gracias—murmuró, sin soltar su mano. Anhelaba el tacto de Remus hacía varios días.

— Será mejor que vaya con Kettleburn. — Sentía que su corazón abandonaría su cuerpo en cualquier instante. Tener a August tan cerca no era una buena idea.

— Oh, sí. — Evans liberó la mano del licántropo, sin poder evitar sentir un fuerte malestar en su pecho. Como si le hubieran quitado lo más esencial de su vida. — Suerte.

Remus se inclinó unos instantes para posar sus labios sobre su sien. — Te quiero.

— Es mutuo. — Él sonrió a medias, y emprendió camino hacia la salida de la biblioteca.

Los ojos de August se clavaron en el piso, intentando controlar el rubor exagerado que presentaba en sus mejillas; odiaba cuando su cuerpo la traicionaba de esas maneras. Sin embargo, su ceño se frunció al divisar que había un libro en el piso, pero para cuando reaccionó que se trataba del que estaba leyendo Remus, el licántropo ya había abandonado el edificio; sus dedos curiosos tomaron el objeto para leer con claridad el título.

"¿Cómo amarse a uno mismo?"  

August sintió que el alma le abandonó el cuerpo, y en ese instante, comprendió que no le importaba pasar el resto de su vida amando a Remus, él lo valía.











[fin del maratón]

𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐑𝐔𝐎 ⸻ Remus Lupin.Where stories live. Discover now