10 de diciembre, 1977 ━━━━━━━━━━━━━━━ CHAPTER TWENTY EIGHT
"I tapped on your window on your darkest night, the shape of you was jagged and weak There was nowhere for me to stay but I stayed anyway"
August cerró la puerta a sus espaldas, solo para segundos después, ser abierta por Remus. — Sal de mi cuarto. — La Slytherin se quitó la chaqueta del uniforme, quedándose solo con una camiseta azabache, y sus pantalones de chándal.
— Lamento lo que dije. — Ignoró el pedido de la adolescente, cerró la puerta y caminó hacia ella con un poco de miedo.
— Estoy cansada, Remus—reveló. — Estoy harta de ser la única que resulta herida; la única que se pone delante de ti cuando te molestan, pero luego ser la que dejan tirada a un costado del camino. ¿Crees que es fácil para mí? Escucharte decir todas esas cosas horribles sobre ti, y ante cualquier inconveniente... me conviertes a mí en la villana.
— ¿Esto es por lo que dije sobre Nott?
— ¡No! Stefano no tiene nada que ver aquí, el único problema eres tú—exclamó con enojo, dejando a Remus con una mirada completamente perpleja. Jamás la había visto en ese estado. — En todos estos meses que estuvimos juntos, en ningún momento, te di motivos para sentirte desconfiado. Jamás hice algo para lastimarte, siempre fui devota a ti. ¿Realmente crees que me merezco esto? —August se acercó a él. — Con una mano en el corazón, Remus, ¿crees que me merezco todo el sufrimiento que me haces pasar? Desconfiando de mí, creándote esta idea en tu cabeza en donde te soy infiel con el primero que me diga algo lindo.
El licántropo tenía los ojos cristalizados, mordiéndose el interior de la mejilla para evitar ponerse a llorar. — No, no lo mereces—susurro, con la voz palpitante.
— No puedo amarte sino arreglas tus cosas primero. No solo te destruyes a ti, Remus, el odio que sientes hacia ti, me entristece a mí también. No puedo estar con una persona que no confía en mí; no quiero irme a dormir todas las noches pensando que debo dejar de tener amigos para que te sientas mejor contigo.
— Pero, te amo. — Remus tomó las manos de August con miedo. — Te amo muchísimo.
— Pude haber muerto hoy—murmuro, sintiendo que las lágrimas bajaban con más velocidad. — Solo necesitaba un abrazo, Remus. — El licántropo respiro hondo. — Pero, te importo más ver a Stefano a mi lado que mi bienestar.
— Lo siento. — August le permitió abrazarla, escuchando como sollozaba sobre su cabeza. — No me dejes. — Los ojos de la más baja se cerraron unos segundos. — Por favor.
— Lo mejor será tomarnos un tiempo. — La Slytherin murmuro, alejando unos centímetros el cuerpo de Remus. — Debo pensar las cosas con claridad.
— ¡¿Quién quiere festejar?! —La voz de Stefano inundo el lugar. — Potter organizo una fiesta, y estamos invitados.
August se asomó para mirarlo. — No es el mejor momento. — Los ojos del capitán de Quidditch descubrieron al instante el estado en el que August se encontraba. — Iremos en unos minutos.
— De acuerdo—respondió, dándole una última mirada a ambos. — Si me necesitas, estaré en la Sala Común de los Gryffindor.
Remus tomo asiento en la cama de August, cubriéndose el rostro con ambas manos. — Jamás quise hacerte sentir mal, August. — Ella se acercó a él, abrazándolo. — Soy un monstruo, todos aquí tienen razón.
— Por supuesto que no—respondió ella, obligándolo a mirarla. — Te cruzaste con personas malas, y nadie puede culparte. — Sus dedos tomaron el mentón con delicadeza, mientras que su otra mano, acariciaba su cabello. — Te amo con lo más profundo de mi alma, Remus.
— Lo sé.
— Pero, siempre pondré mi bienestar por encima de todo. —Remus la observó. — Y en estos momentos, necesito pensar las cosas y reencontrarme con mi paz interior. No dejaré de amarte, solo necesito un tiempo.
* * *
August respiro hondo, mirando las lapidas de sus padres frente a ella. — Adornamos el árbol de navidad con Lily. — Les contó, arrancando pedacitos de césped con sus manos. — Sirius junto con James fueron a buscar los adornos a casa, y llevaron todo hacia la Sala Común de Gryffindor. — Los ojos de la adolescente se clavaron en la foto de sus padres. — No fue lo mismo sin ustedes, jamás lo será. Pero, me alegra saber que tengo amigos tan buenos como ellos.
Una sonrisa triste se posó en sus labios imaginándose a su padre regañándola por estar llorando. Incluso extrañaba las cosas que la hacían sentirse miserable.
Las flores favoritas de su madre reposaban sobre el cemento, al igual que los copos de nieve cayendo del cielo; el reloj de su muñeca marcaba las diez de la mañana, por lo que, tuvo que ponerse de pie luego de unos veinte minutos hablando con ellos. — Volveré para navidad—prometió. — Pasaremos las festividades en casa de los Potter, y estoy muy contenta por ello. Los padres de James son unas excelentes personas. — Sus dedos rozaron el mármol una última vez. Sus labios quisieron pronunciar un "los amo", pero simplemente se mantuvieron sellados.
Sirius sonrió cuando la vio regresar, abriendo sus brazos para recibirla. — Vayamos a casa, linda. — Su mano acaricio su espalda unos segundos, para luego quitarle las lágrimas que bajaban por sus mejillas. — Remus se preocupará sino regresamos, sabes que no sabe mentir por mucho tiempo. — August soltó una risita.
— Sabes... diciembre siempre fue mi mes favorito. Pero, tuve que dejar ir al amor de mi vida, mis padres están muertos, y hay un asesino suelto en el mundo mágico... el cual resulta ser mi padre biológico. —suspiró. — Amo mi vida.
— Lamento lo de Lunático—confesó.
— ¿Cómo se encuentra? —Lo miró, llegando al teletransportador. Molly, una joven de séptimo año de Gryffindor, se los había prestado para movilizarse sin magia.
— Sabe que tienes razón. — Encogió sus hombros. — De todas formas, está destrozado.
— ¿Crees que estuve mal? —El heredero Black entrelazo sus manos, y con la mano libre, tomó el objeto.
— Poner tu felicidad por encima de los demás jamás estará mal. — August lo miro. — Yo lo hice.
