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3 de enero, 1978━━━━━━━━━━━━━━━CHAPTER THIRTY FOUR

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3 de enero, 1978
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CHAPTER THIRTY FOUR





"For you, I would cross the line, I would waste my time, I would lose my mind"



Los pies de August tocaron el suelo, y luego de dos semanas, pudo sentir como su cuerpo se relajaba; estar de regreso en Hogwarts era su serotonina. Aquel colegio le traía una felicidad inexplicable, y saber que solo en unos pocos meses no volvería a recorrer esos pasillos la tenía -demasiado- angustiada. Solo deseaba cerrar los ojos, y que todo vuelva al inicio de su trayectoria, cuando tenía once años y estaba descubriendo las maravillosas cosas que existían en el mundo mágico. Cuando todo parecía ser un cuento de hadas; sin un padre queriendo asesinarla; ni un amigo traicionándolos; solo ella con su inocencia.

— No puedo creer que las vacaciones hayan pasado tan rápido. — Se quejó James, a sus espaldas.

— Me sorprende que lo notaras. — La serpiente habló, tirando de su maleta. — Pasaste la mayoría del tiempo ebrio.

— Era la única forma que encontré para poder tolerarte—respondió, poniéndose a su lado con una sonrisa burlona.

— Muérete.

— ¡Vas a extrañarme! —El de gafas gritó, viéndola alejarse.

Una pequeña sonrisa se formó en sus labios ante aquellas palabras, pero antes de que pueda devolverle el comentario, escuchó la voz de Hagrid indicándoles que se suban a los carruajes tirados por unos animales invisibles -para ellos-. Marlene fue la primera en llegar a su lado con una hermosa sonrisa. — Tuve las mejores dos semanas del mundo.

— Obviamente, estuviste conmigo. — August le respondió, atando su cabello.

Pequeños copos caían sobre sus cuerpos, dejando todo el camino hacía el castillo cubierto de nieve; a pesar de su emoción por regresar, la tristeza de saber que tenía a alguien a su lado conspirando en su contra, la ahogaba por momentos. Solo sentía que su mente se apagaba, y lo único que escuchaba era un reloj contando los minutos como si de una bomba se tratara.

No quedaba mucho tiempo. Todo se iría a la mierda, y sería su culpa.

Jamás había experimentado aquella sensación de sentirse como... piloto automático. Sin embargo, sus piernas la habían guiado hacia el castillo, y no supo en qué momento se detuvo el carruaje. Podía escuchar las voces de sus amigos, las risas de los demás estudiantes, las advertencias de Mcgonagall sobre el último tramo del año escolar, pero su mente no lograba procesar nada de eso. Simplemente quedaba en blanco.

𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐑𝐔𝐎 ⸻ Remus Lupin.Where stories live. Discover now