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10 de enero, 1978━━━━━━━━━━━━━━━CHAPTER THIRTY SIX

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10 de enero, 1978
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CHAPTER THIRTY SIX









"But the monsters turned out to be just trees"



August marchaba decidida hacia la Sala Común de los Gryffindor, puliendo en su cabeza las cosas que le diría a su hermana; no podía tolerar otro minuto lejos de Lily. Sus pies se movían rápidos y firmes por los pasillos −y escaleras− ignorando el viento frío que envolvía su cuerpo (no había tenido tiempo de abrigarse lo suficiente, y ahora estaba sufriendo las consecuencias).

La mañana había amanecido con una fuerte nevada, obligando a Dumbledore a suspender los partidos programados dejando a los estudiantes libres de sus obligaciones al finalizar las clases matutinas. Por lo que, August supo dónde estarían el resto de sus amigos; si bien le daba un poco de vergüenza aparecer frente a todos, rogándole a Lily que la perdone... lo haría.

Haría lo que sea por su hermana.

— Longbottom. — Evans corrió hacia él. — Debo pedirte un favor.

Frank Longbottom, un joven alto, y muy encantador, volteo a verla. — ¿Quieres pasar? —preguntó con cansancio. — Van a terminar castigándome por tu culpa, Augustine.

— Es una buena causa—exclamó traspasando el cuadro de la mujer fastidiosa (quien comenzó a regañarla por estar escabulléndose.) — Gracias, te debo una.

— Si, desde tercer año—gritó alejándose.

August hizo los últimos cinco metros por el pasadizo poco iluminado, dando por fin con la Sala Común de los leones; lo primero que vieron sus ojos fue a su novio tendido en el sofá con sus pies sobre el apoyabrazos, y toda su atención puesta en un libro. Se lo veía tan tranquilo, que, por unos segundos, August olvido el plan inicial.

— ¿Qué haces aquí? —James la vio cruzar el umbral llamando, también, la atención del licántropo.

— ¿Dónde está Lily? —preguntó el tono prepotente de Potter.

— ¿Para qué la quieres? ¿Para ponerle una daga en el cuello? —exclamó con ironía, acercándose a ella.

— Quizás te vengo a poner la daga a ti—respondió en el mismo tono.

Ambos adolescentes se encontraron frente a frente, desencadenando una guerra de miradas que solo fue interrumpida cuando la voz de Remus inundó el silencio. Sin embargo, ninguno retrocede.

— Lily está en su habitación—. El licántropo se puso de pie. Por si debía defender a su novia.

— No soy el enemigo, James. — Augustine habló dando un paso al costado. El capitán de Gryffindor relajó sus hombros ante aquella declaración, de todas formas, su ceño aún estaba fruncido.

Algunos estudiantes de Gryffindor se habían quedado estáticos mirando la escena delante de ellos, sin arriesgarse a mover un dedo; por el miedo de lo que ambos podrían hacer. Todos sabían que ellos dos eran capaces de cualquier cosa.

Más aún cuando estaban enfadados.

— Debo hablar con Lily. — Miró a Remus, esperando su aprobación.

— Iré contigo. — James le dijo comenzando a caminar hacia la habitación de la pelirroja. Solo en ese momento, August se percató de la ausencia de Pettigrew... James lo estaba protegiendo a él.

Remus la detuvo por la muñeca unos segundos. — ¿Estás bien?

— Quiero recuperar a mi hermana—susurró—, eso es todo.

El licántropo asintió, inclinándose unos centímetros para dejar un beso en su frente. — Solo explícale con calma.

August se liberó del agarre del más alto, y avanzó escaleras arriba hacía el cuarto de Lily donde temía estarían James, y Peter; debía controlar el enojo que sentía hacia él, y enfocarse solamente en recobrar la confianza de su hermana.

Era lo único que le interesaba.

La puerta color rojiza se hallaba entrecerrada, y fue suficiente para que la Slytherin ingresara con sus manos escondidas en los bolsillos de su túnica, y todo su cuerpo temblando del frío −miedo. −

Lily la observó desde la ventana con tanto enojo en su mirada que August tuvo que controlarse para no ponerse a llorar delante de todos. — Solo quiero hablar. —Dejó su varita en el piso.

— No te acerques. — Evans le indicó. —Habla desde ahí.

— Lo siento. — Sus ojos solo estaban enfocados en Lily—, lamento como me comporte. No quise asustarte, y mucho menos poner tu vida en peligro, yo... me pasé de la raya, y por eso estoy aquí pidiéndote disculpas.

— No me debes una disculpa a mí, Augustine. — Lily se puso de pie, caminando hacia la cama donde se hallaba Peter sentado con cara de cordero a punto de ser degollado; él respiró hondo y se quitó la camiseta. — ¿Eso era lo que querías ver? —Evans preguntó mientras el anímago se acercaba a ella.

Los ojos de August recorrieron cada centímetro de su brazo, sintiendo como si un balde de agua helada le cayera encima. Estaba vacío. — No soy seguidor de tu padre, August—murmuró.

— ¿Por qué mentiste sobre Stefano? —preguntó con voz estremecida.

— Emily me lo dijo. Lo lamento. Me comporté como un idiota el otro día, no volveré a beber alcohol, te lo prometo.

Los ojos de la Slytherin se cristalizaron; una mezcla de enojo, vergüenza, e impotencia le recorría cada centímetro de sus venas. Se había equivocado. Había puesto la vida de su amigo en peligro por una mentira de Emily.

— No volveré a creerle nada de lo que Emily me diga. — Volvió a hablar Peter. Obligándola a salir de sus pensamientos.

— Lo siento—susurro. — No volveré a sospechar de mis amistades. Lamento mucho todo.

Pettigrew cerró los ojos unos segundos, acariciando la espalda de August. — Nos perdonamos mutuamente.

Ella se alejó unos centímetros, quitándose las pequeñas lágrimas que habían caído por sus mejillas; sus ojos dieron a parar en la pareja detrás de ellos, y tragándose todo el orgullo, caminó hacia ellos. — Fui una amiga de mierda—confesó.

— Yo también. — James aseguró. — Lo lamento.

— No volvamos a pelear, por favor. — La pelirroja elevo la voz, hablándole también a Peter. — Nos quedan unos pocos meses juntos, y no quiero pasarlos sin mis mejores amigos.

August se acercó a ella, para abrazarla. — Te amo—susurro, sintiendo los brazos de su hermana apretarla contra su cuerpo.

— Yo también, August. — Dejó un cálido beso en su mejilla.

El ruido de la madera se escuchó crujir, mandando a los cuatro adolescentes a girar en dirección a la puerta; donde se hallaban Remus, y Sirius. — ¿Volvimos a hablarnos? —preguntó el heredero Black con su típica sátira.

Los ojos de Remus buscaron a August, y ella les sonrió a medias; tenían demasiadas cosas de qué hablar.

[primera parte]





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Quiero sus teorías de por qué Peter no tiene la marca.







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𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐑𝐔𝐎 ⸻ Remus Lupin.Where stories live. Discover now