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20 de noviembre, 1993

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CHAPTER SEVENTEEN



"When my depression works the graveyard shift

All of the people I've ghosted stand there in the room."



El timbre de la mansión Black se oyó provocando que tanto Augustine como Sirius levantasen la cabeza. — Yo no voy—gritó Regulus desde la cocina. 

— Yo, técnicamente, tampoco podría abrir la puerta. —Sirius susurró, logrando que la mujer rodara los ojos.

— Cuando pediste comida y tenías miedo de que te la roben... no tuviste inconvenientes en abrir la puerta—se quejó, dándole un pequeño empujón para que baje las piernas de la mesa ratona y así poder pasar.

— Te amo, Evans.

La mujer arrastró sus pies hacia la entrada; no estaban esperando a nadie, por lo que, cuando sus ojos dieron con aquella figura esbelta cubierta por un tapado de paño color rojo, no pudo evitar sorprenderse. — Betty.

— Lamento haberme presentado de esta forma, Augustine. 

La mencionada negó sin importancia, pero no pudo evitar sentir vergüenza al ser vista por la rubia vistiendo un pijama que era de Lily y unas pantuflas con forma de conejo. Cuando Betty ingresó a la mansión, intentó acomodar un poco su cabello (el cual delataba que se había despertado hacia menos de una hora), sin embargo, solo consiguió dejarlo en una coleta muy desprolija. 

— ¿Quién era? —Regulus apareció con una taza de café entre sus manos. — Oh, hola.

— Betty, él es Regulus Black. —La rubia sonrió con timidez mientras estrechaba su mano. — Regulus, ella es Betty, la novia de Remus.

Prometida—corrigió ella en voz baja. 

Regulus hizo contacto visual por una milésima de segundos con Augustine y asintió. — Un placer, Betty. Felicitaciones. 

— ¿Quieres tomar algo? Tenemos café, té... y demasiado alcohol. —Evans intentó romper el silencio incómodo que había entre ambas.

— Un café está bien, gracias. —La rubia la siguió hacia la cocina. Movió la primera silla que tuvo a la vista y tomó asiento en silencio, mientras veía a Augustine prepararle su café.

— Lamento mi vestimenta. —La Slytherin cuidaba mucho su apariencia ante los demás.

Betty negó de inmediato. — Yo debí avisar. Pero, estaba por el barrio, y quise pasar. 

Augustine se acercó a la mesa con la taza de café y tomó asiento frente a ella. — ¿Todo en orden? ¿Le ocurrió algo a Remus? 

Pudo observar el momento en que su cuerpo se tensaba ante la pregunta por Remus, y entonces supo, que su visita se debía a eso. — ¿Es de mala educación preguntarte qué ocurrió entre ustedes?

— Fuimos novios en la adolescencia—respondió sin ninguna expresión en su rostro. Hablar de aquella época no solo le traía recuerdos de los momentos buenos, sino que también le hacía recordar a Lily. Y odiaba pensar en Lily en tiempo pasado. — Las cosas no terminaron bien, para ninguno. ¿Por qué preguntas? Creí que Remus te había contado todo.

Betty asintió. — Pero, cuando me dijo que no estaba enamorado de ti... no pude creerle. 

— Él no intentó nada conmigo. Te lo aseguro.

— Lo sé.

Evans la observó jugar con el anillo de compromiso. — Siento que... siempre seré su segunda opción. —La rubia confesó con vergüenza.

— Betty, él y yo, terminamos hace doce años. Créeme--

La rubia negó con exasperación. — Tú sabes que él te ama, Augustine. Él siempre te amará, siempre será tuyo.

— Yo tengo pareja, Betty. Ambos seguimos adelante.

— ¡No me trates de loca, por favor! —elevó la voz arrepintiéndose de inmediato. — Lo siento, no debí gritar. Todo esto... me tiene alterada. Le pregunte si todavía te amaba. — Augustine observó sus ojos cristalizarse. — No pudo responderme, Augustine. No pudo decirme que no. Por eso, vine aquí para preguntarte, realmente, qué paso entre ustedes.

— Mi padre quería asesinar a Remus, por mi culpa—contó con la voz neutral. — La única forma de evitarlo... fue borrando su memoria. Si nadie sabía acerca de mí, Remus iba a estar a salvo. Entonces, eso fue lo que hicimos. 

Betty la observaba con atención. 

— Le había prometido que, cuando las cosas se solucionen, iba a buscarlo. Sin embargo, cuando pude hacerlo... él ya estaba contigo. No quise quitarle eso, por ese motivo, desaparecí de su vida por completo. 

— ¿Tú lo amas? 

— Si, pero no de la forma que tú crees. —Augustine estiró su mano para tomar la de Betty. — Remus te eligió a ti, Betty. Te pidió matrimonio. —Pasó su dedo por el anillo color dorado. — Tú serás a la que siempre elegirá. 

Betty se quitó las lágrimas con el dorso de su mano derecha. — No quiero ser la persona con la que se conforme solo porque no puede tenerte a ti. Lo siento, soy una idiota. No debería estar aquí llorándote. 

Augustine sintió como su pecho se oprimía, y en ese momento lo supo. — No se conforma contigo, Betty. Él es feliz contigo, se siente en paz. —La rubia la miró. — Si hay algo que jamás podre darle a Remus... es paz. Créeme, no eres su segunda opción. Ya no existen las opciones, solo eres tú.

— ¿Y tú eres feliz? 

Su mente la llevó a Stefano y sonrió. — Soy muy feliz. Creo que ambos encontramos una persona que nos hace sentir que merecemos ser amados. 

— "No soy un monstruo cuando estoy contigo" —murmuró Betty. — Eso fue lo que me dijo una vez. ¿Qué significa eso?

— Eso es algo que solo Remus podrá responder. 

Betty acarició la mano de Evans y sonrió a través de las lágrimas. — ¿Entonces no me odias por estar con él? 

Augustine soltó una risita. — ¿Cómo podría odiarte por hacer feliz a Remus? 

— Gracias, August. La boda será en mayo, me encantaría tenerte ahí. 

La nombrada asintió. — Será un placer, Betty. 

Ambas caminaron hacia la puerta de entrada y se despidieron con un corto abrazo; Augustine sonrió hasta que la perdió de vista entre la gente y cuando la puerta estuvo cerrada sus ojos se nublaron. 

— Ven aquí, cariño. —Sirius la sostuvo entre sus brazos escuchándola sollozar como una niña pequeña. — Hiciste lo correcto.


𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐑𝐔𝐎 ⸻ Remus Lupin.Where stories live. Discover now