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8 de octubre, 1977 ━━━━━━━━━━━━━━━ CHAPTER ELEVEN
"I wish you knew that I'd never forget you as long as I live"
— ¿Me puedes repetir por qué estoy aquí? ¡Cancelé una cita por esto! —Sirius se quejó, mientras observaba como su mejor amiga se tambaleaba sobre la mesa intentando colgar unas guirnaldas.
— Sigo castigada por golpear a Malfoy—explico sin mirarlo. — Y me amas lo suficiente como para acompañarme a decorar todo este hermoso lugar. —Abrió sus brazos haciendo referencia al Comedor.
Una gran fiesta de Halloween se estaba por celebrar en el castillo, y Dumbledore había concebido que sería muy buen castigo adornar el lugar con la temática acorde a la festividad. August no pudo negarse, y por supuesto, arrastro a su mejor amigo con ella.
Sirius le hacía olvidar todo lo que la atormentaba, y necesitaba tenerlo cerca en momentos como esos. Sin embargo, se olvidó por completo lo quejoso que se volvía su mejor amigo cuando estaba aburrido.
— ¿Por qué no usas magia? —preguntó fastidioso, mientras utilizaba su varita para hacer flotar algunos adornos.
— Me divierte hacer esto—dijo sincera. — Me recuerda a cuando decorábamos la casa con Lily para algún cumpleaños, o para celebrar navidad.
— Eres extraña. — El anímago delibero, observándola con una pequeña sonrisa en sus labios, y ojos brillosos. Realmente la amaba, y quizás, mucho más de lo que debería.
August lo ignoro luego de aquel comentario, y continuo con su tarea por unos veinte minutos más. El lugar estaba quedando hermoso, y se sentía muy orgullosa por haber logrado todo eso, ella sola, y sin ayuda de la magia. El toque final fue el techo del Salón, el cual fue hechizado por Dumbledore revelando un cielo muy tenebroso con tonalidades carmesí que aparentaban ser sangre. La joven Slytherin estaba demasiado emocionada, Halloween era, por lejos, su festividad favorita, y saber que tendrían una fiesta con temática de terror la tenía aún más entusiasmada.
— ¿Te enteraste? —Black rompió el silencio, obligando a August a escucharlo. El moreno se hallaba recostado sobre la mesa que utilizaban para comer los estudiantes de Slytherin, mientras agitaba la varita solo para molestar a Evans. Sabia cuanto odiaba que la despeinen, y él adoraba ver su rostro rojo a causa del enojo. — Remus y Emily están juntos. — El semblante de la joven cambió por completo, sin embargo, el heredero no fue capaz de verla. — Nos dijo que tú estuviste de acuerdo.
Los hombros de la serpiente decayeron, y solo en ese entonces, volteo a ver a su amigo. — Si. — Tomó asiento en los bancos. — Se lo veía muy contento, y no quise arruinarle las cosas. — Encogió sus hombros. — No pude decirle lo que sentía por él, tampoco iba a cambiar en algo.
