Capítulo 47. Es que es él

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—¿Ally? ¿Qué haces aquí?

Al escuchar esa voz tan conocida la joven se dió la vuelta, Andrew la observaba curioso. En una de sus manos llevaba la bolsa de la compra y la otra seguía apoyada en su hombro.

—Yo...

Antes de poder responder Ally notó como su garganta se transformaba en un nudo que cada vez se apretaba más y más. Sus hombros empezaron a temblar y antes de que el chico pudiese hacer algo para evitarlo su amiga estaba sollozando con la respiración acelerándose por momentos.

—¿Quieres que te abrace?

Andrew dejó caer la bolsa al ver como ella asentía tímidamente, la atrajo hacia su pecho y estuvo abrazándola hasta que se aseguró de que se Ally estaba más calmada.

—Vamos a casa, no podemos quedarnos aquí toda la noche.

Ella asintió, aún algo confundida por la situación tan vulnerable en la que se había visto metida. El británico recogió la compra que se había esparcido por el suelo y poniendo un brazo alrededor de Ally comenzó a caminar hacia su pequeño piso.

Cuando llegaron Andrew dejó las cosas encima de la mesa sin cuidado y acompañó a su amiga hasta la habitación.

—Ven, túmbate aquí, yo dormiré en el sofá.

Ella se dejó hacer, con los ojos cerrados notó como pasaba una mano por debajo de su cintura y otra por sus piernas y la posaba sobre la cama. El joven cogió una manta que tenía doblada en su silla, se la puso por encima y tras colocarle un mechón de pelo que se le había escapado fue lentamente hasta la puerta de la habitación.

—Si necesitas algo estoy aquí ¿vale?

Ally no respondió, estaba demasiado cansada, era un agotamiento físico y mental que no había sentido nunca. Pensó en Austin y en lo mucho que se enfadaría si supiera que estaba allí.

El recuerdo de su novio solo consiguió que empezase a llorar de nuevo, ¿por qué le estaba pasando esto? No entendía de dónde venía ese bajón tan brusco que estaba sintiendo.

Andrew por su parte estaba en el baño, poniéndose el pijama y lavándose los dientes, ajeno a lo que ocurría en el cuarto de al lado. Cuando salió y se asomó para ver si Ally estaba bien su corazón dió un vuelco al ver que estaba llorando otra vez.

—Ally, ¿estás bien? ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte? ¿Necesitas hablar?— preguntó él asustado.

La chica negó con la cabeza y sacando fuerzas dijo con un hilo de voz «abrázame por favor». Sin dudarlo un segundo Andrew se metió en la cama y la cogió entre sus brazos. Dejó que ella apoyase la cabeza en su pecho y acariciándole suavemente el hombro consiguió que se durmiese.

El británico no se terminaba de creer lo que estaba pasando, la chica de sus sueños estaba allí, estaba con ella, en su cama, tan pegados que podía notar el latido de su corazón. Hundió la nariz entre su pelo castaño y aspiró, el olor más dulce que podía existir inundó sus fosas nasales, se sintió plenamente feliz.

•••

Eran las tres de la madrugada cuando Ally se despertó, tardó unos segundos en asimilar dónde estaba y quién había a su lado, pero cuando lo hizo, por algún motivo no se sintió mal. Miró a Andrew que dormía con la boca entreabierta, estaba tan cerca de él que podía ver perfectamente su barba de dos días y los rizos tan adorables que se le escapaban por delante de la oreja.

Sintiendo un impulso incapaz de explicar alargó su mano y le acarició con delicadeza la cara, pasó las yemas de sus dedos por su mandíbula, su oreja y el lateral de su cabeza. Eso le provocó un cosquilleo que emergía de lo más profundo de su ser.

When Future Becomes Past.Where stories live. Discover now