Capítulo 56. Todo a una carta

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Trish sabía que esa era su oportunidad, probablemente la única oportunidad que iba a tener. ¿Debía arriesgarse e intentar descubrir quién era el soplón o sería demasiado?

Herbert la miraba desde la mesa sonriendo y eso hacía que quisiera salir huyendo de allí.

•Miami, 2023•

Dez abrió los ojos e inmediatamente tuvo que volver a cerrarlos, la luz que entraba por la ventana parecía clavársele hasta lo más hondo del cerebro. Intentó incorporarse pero su boca se llenó de sabor a vomito y alcohol así que volvió a caer sobre la cama.

—Carrie...— murmuró mientras se restregaba la cara.

—Buenos días bella durmiente.

Al oír una voz que no era la de su mujer el pelirrojo tuvo un respingo. Delante de él había un joven al que no conocía en absoluto y por lo que empezaba a ver a su alrededor estaba en la típica habitación de un piso de estudiantes, toda llena de fotos y luces colgadas por todos lados.

—¿Qué...?— preguntó sin ser capaz de decir nada más.

—Estabas tan borracho que tuve que traerte a mi casa— contestó el joven —tranquilo, no hemos hecho nada, aunque me lo pasé muy bien quitándote la ropa— añadió con una risita.

—¿Quién eres?

Cuanto más observa al joven más familiar le resultaba, ¿sería alguno de los extras de sus pelis? ¿algún fan? Pero lo más importante, ¿qué hacía en casa de un chico que no parecía tener más de 25 años?

—Pensé que después de lo de ayer te resultaría más difícil olvidarte de mí— dijo el joven con una mezcla de picardía y amargura.

—¿Lo de ayer?— Dez solo recordaba que después de la comida en casa de Trish Austin y él habían salido de copas.

Pero ¿dónde estaba Austin? Todo era más confuso y en vez de ayudarle a recordar todo esto solo hacía que su cabeza pesase más y más.

—¡La fiesta en el Lights & Sparks! ¡Soy Will!— terminó diciendo algo enfadado.

El joven suspiró y le lanzó al pelirrojo la ropa que la noche anterior había dejado colocada encima de su silla. Decidió callarse lo que habían hecho en el callejón, si no se acordaba de él, ¿qué más daba?

—Will... lo siento...— se disculpó Dez avergonzado —supongo que no hará falta decirte que tengo un pequeño problema con el alcohol.

—Creo que será mejor que te vayas, te he pedido un taxi.

Él asintió y empezó a vestirse, en menos de cinco minutos el conductor del taxi llamó al timbre para anunciar que ya había llegado. Con la cabeza gacha y una de las peores resacas de su vida Dez salió a la calle y se subió al vehículo.

Le dió la dirección de su casa al taxista y se dejó caer sobre el asiento trasero. Por mucho que intentaba pensar en qué había pasado la noche anterior solo era capaz de recordar hasta la tercera ronda de Cosmopolitans, el resto era un borrón negro.

Dez se quedó dormido gracias al sol que entraba por las ventanillas y calentaba poco a poco su cara, pero cuando ya estaban entrando a su calle el estridente sonido de su móvil anunciando un mensaje hizo que se despertase sobresaltado.

«Te has dejado aquí la cartera»

Se echó la mano al bolsillo de la americana, quién fuera el que le había escrito ese mensaje tenía razón.

—Ya hemos llegado— anunció el taxista al ver que aunque había parado el vehículo su pasajero no se bajaba.

—Eh... sí, yo... lo siento pero he perdido la cartera. Espere aquí, entro a casa y cojo algo de dinero.

When Future Becomes Past.Kde žijí příběhy. Začni objevovat