Capítulo 87. Arcoiris

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Unos días después volvieron a reunirse con Megan en la antigua sala de ensayo.

—Pero que monada de bebé— exclamó la joven haciendo ruiditos ante Aria.

—¿Seguro que no te importa que la traiga?— preguntó Ally algo preocupada.

—En absoluto, ¿a que no pequeñina?

La periodista tenía a Aria en brazos y parecía que no la iba a soltar, hablaba con ella con una voz dulce como si fuese capaz de entenderla.

—Mike se ha quedado con Alex y Ava pero no le puedo dejar aún solo con los tres niños, de todas maneras seguro que se duerme enseguida, últimamente se pasa las noches llorando y los días durmiendo...

—Bueno, ¿por dónde íbamos?— preguntó Trish con ganas de empezar.

—Apunto de ir a París— respondió Megan después de consultar rápidamente sus notas.

•París, 2017•

El festival no había sido cancelado, ninguno de los dos se había roto una pierna y ninguna de las cosas horribles que Ally había imaginado que podrían ocurrir para librarse de actuar ante medio millón de personas habían ocurrido.

Mientras esperaban a su equipaje ante esas típicas cintas de los aeropuertos que no paraban de dar vueltas y vueltas la joven empezó a ponerse cada vez más nerviosa.

—Aquí están, ya empezaba a pensar que las habían perdido— comentó Austin agarrando las dos maletas antes de que se escaparan de su alcance —podemos irnos.

Trish había contratado un chófer que les llevaría hasta el hotel, les estaba esperando en la zona de salidas con un pequeño cartel donde había escrito sus nombres.

Cuando salieron del parking subterráneo del aeropuerto un atisbo de esperanza se iluminó en el corazón de Ally. Llovía, aunque más que llover diluviaba. A pesar de ser verano se habían topado con lo que los meteorólogos decían que iba a ser la peor tormenta de la época.

Los coches debían conducir tan despacio por culpa de la lluvia que hubiese sido más rápido comprar un paraguas e ir andando hasta el hotel.

Pero Ally se acomodó en su asiento feliz, con esa lluvia y ese viento nadie iría al festival y ella ya no tendría que cantar ante tantas personas.

—Espero que el tiempo mejore antes de mañana— murmuró Austin con preocupación.

—Yo también— mintió su novia mirando hacia la ventanilla del coche para que él no pudiese ver su sonrisa.

Cuando llegaron al hotel había dos botones esperándoles con paraguas para que pudieran caminar el trecho que les separaba de la puerta sin mojarse.

—Bienvenidos— dijo una mujer acercándose a ellos en cuanto entraron por la puerta —espero que hayan tenido un viaje agradable, todo está listo para ustedes en la suite principal, pueden usar la extensión 001 en el teléfono de su habitación para contactar con recepción si lo necesitan, espero que disfruten de su estancia.

Ambos se lo agradecieron y fueron hasta el ascensor donde un chico pulsó el botón de la última planta al ver el número de la suite en su llave.

Entraron a la habitación y se sorprendieron al ver que su equipaje ya estaba allí esperándolos.

—Creo que me voy a dormir un rato— dijo Ally dejándose caer sobre la mullida cama.

—No, tenemos que seguir despiertos— replicó Austin —o nos acostumbramos al horario de aquí o nos pasaremos todo el viaje con un jet lag horrible.

When Future Becomes Past.Where stories live. Discover now