Capítulo 75. Cartas del olvido

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Tras dar vueltas en la cama durante casi tres horas decidió que si no averiguaba que le había enviado su mujer se volvería loco. Encendió la luz y el brillo repentino hizo que tuviese que cerrar los ojos con fuerza.

Buscó en los bolsillos del pantalón que se había quitado hasta dar con las llaves del coche y las usó para cortar la cinta que cerraba la caja. Al abrirla lo primero que vió fue una postal escrita con la maravillosa caligrafía de su hijo.

Querido padre: espero que todo te vaya bien y que el guión de tu próxima película avance con éxito. Nosotros estamos con la familia de madre, te envío unos cuantos regalos para que no te olvides de nosotros. Te echo de menos. Darren Wade.

Una sonrisa iluminó su cara al instante, él también le echaba de menos y sabía que debería llamar a su hijo más a menudo, a pesar de que siempre se quejase de que estaba haciendo cosas importantes.

Debajo de la postal había una camiseta negra perfectamente doblada con la leyenda «No Kangaroos In Austria». Lo siguiente que encontró fue una bolsa de bombones con la cara de Mozart en el envoltorio, estaban blandos después de haber pasado todo el día bajo el sol de Miami pero aún así le quitó el plástico dorado a uno de ellos y se lo llevó a la boca, el sabor a pistacho le cogió por sorpresa y se comió otro antes de seguir mirando.

Lo último había era un sobre grueso, Dez lo abrió pensando que sería el desarrollo de la nueva investigación de su hijo, lo leería a pesar de que no entendería absolutamente nada. Pero lo que leyó nada más sacar los papeles lo entendió perfectamente.

DEMANDA DE DIVORCIO QUE CELEBRAN POR UNA PARTE EL SR. DEZMON HATFIELD WADE Y POR OTRA LA SRA. CAROLINE KATHERINE JONES

Hechos: La disolución del vínculo matrimonial que les unió en 2015 en Las Vegas, Nevada, fundándose para eso en base a las siguientes causales:

A esas alturas Dez había dejado de leer, no se podía creer que su Carrie le estuviese pidiendo el divorcio. Aunque ¿debería sorprenderle? Al fin y al cabo él era el que había metido a un chaval en su cama y había puesto el alcohol antes que su mujer, su hijo y su trabajo.

Le sorprendió que no estaba triste, por más que buscaba una palabra que definiese su estado actual no había ninguna.

«Carrie quiere que nos divorciemos»

Pulsó enviar, pero por supuesto Austin no estaba despierto para ver su mensaje. Quiso llamarle, pero era demasiado tarde, se quedó mirando la pantalla intentando invocar de algún modo a su mejor amigo.

Cuando casi se había dado por vencido notó como el teléfono vibraba en su mano. Lo encendió de nuevo pero el mensaje no era lo que esperaba.

Will le había respondido con el emoticono de un tiburón y una berenjena. Poco sutil desde luego.

Sin pensarlo dos veces escribió el mismo mensaje que le había mandado a Austin.

Inmediatamente su teléfono se iluminó y antes de que pudiese empezar a sonar aceptó la llamada que le estaba haciendo Will y puso el altavoz para poder tumbarse en la cama.

—¿Eso es bueno o malo?— preguntó el joven sin dejar que Dez pudiese hablar.

—¿Eh?

—¿Quieres divorciarte?

El pelirrojo se mordió el labio, él llevaba preguntándose eso mismo durante varios días. Seguía queriendo a Carrie, pero no la amaba. Tampoco amaba a Will, de eso estaba seguro. Pero el simple pensamiento de divorciarse, repentinamente y con un océano de por medio, hacía que tuviese ganas de vomitar.

When Future Becomes Past.Where stories live. Discover now