Capítulo 3. La dolce vita

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-Despierta Ally- susurró Austin en su oído mientras la zarandeaba suavemente.

-Ya voy, ya voy ¿que hora es?- preguntó ella aún somnolienta.

-Las 4 de la mañana.

Ally golpeó a su novio con la almohada en la cabeza, ¿cómo se le ocurría despertarla tan pronto? Ella era una persona dormilona por naturaleza y este tipo de bromas no le hacían nada de gracia.

-Despierta, tengo una sorpresa para ti.

De debajo de la cama salió un gruñido, Austin estaba a punto de darse por vencido cuando una idea le llegó a la mente mientras una sonrisa pícara se dibujaba en su boca.

Cogió a su novia por la cintura y se la colgó al hombro como si de un saco de patatas se tratase.

-No grites o todos se despertarán- dijo él riendo maliciosamente.

Cargó con ella hasta el baño donde de nuevo se metieron en la ducha, esta vez con pijama y todo. Ally con los ojos cerrados no podía imaginar la que se le venía encima.

-Voy a contar hasta tres para que te despiertes, uno... dos... ¡y tres!- exclamó mientras accionaba la manilla de la ducha y una lluvia helada los rociaba a los dos.

-¡Te voy a matar Austin Monica Moon!- gritó Ally mientras intentaba escapar del abrazo de su novio.

Este no podía parar de reírse y abrazó a la chica contra él, empezó a hacerle cosquillas mientras le daba pequeños besos en el cuello, cosa que sabía que era la debilidad de Ally.

No habían pasado ni dos minutos cuando ella se rindió y ofreció su boca para que le diera un beso largo y apasionado. Sus labios se juntaban como movidos por una corriente eléctrica, sus pijamas ahora empapados se les pegaban al cuerpo y al rodearle la cintura con las piernas Ally notó que su novio tenía ganas de sexo mañanero y empezó a quitarle la camiseta mientras él pensaba que su sorpresa podía esperar.

•••

La calle estaba desierta, las farolas apagadas y aún faltaba media hora para que amaneciese y Ally, que había quedado allí abajo con su chico no podía dejar de mirar a todos lados visiblemente nerviosa.

Empezó a tocarse el bajo del vestido nerviosa, ¿dónde demonios estaba Austin? Escuchó el sonido de una moto a lo lejos y su sexto sentido para detectar el peligro se activó, al mismo tiempo que su corazón martilleaba descontrolado.

Rezó para que la moto tomase otra calle, pero la luz se acercaba más y más a ella hasta que se paró a su lado. Paralizada su mente le decía que corriese o gritase, pero sus piernas no respondían y el resplandor del faro la había cegado por completo. El miedo nunca la había dejado actuar, pero esta vez sentía que debía hacer algo para salvar su vida.

-¿Subes guapa?- dijo el conductor del vehículo mientras se quitaba el casco.

-¡Austin! ¡Me habías asustado! ¿De dónde has sacado esto?

-Se la he alquilado al botones del hotel a cambio de dos entradas para esta noche, ¿a que es genial?

Ally vio como la moto que tanto la había asustado antes era una preciosa Vespa de color rojo cereza, Austin le tendió el casco, ella se lo abrochó y se sentó detrás de él mientras se agarraba fuerte a su cintura.

Al mismo tiempo que el sol empezaba a abrirse paso entre las calles de Roma, la joven pareja huía de sus responsabilidades, ya sufrirían en enfado de Trish más tarde.

La primera parada fue el Coliseo, aún no se habían abierto las taquillas y las únicas personas que se veían por la calle eran trabajadores que iban de un lado para otro. Austin consiguió convencer a uno de los vigilantes de que los dejarán entrar; la carisma de ese chico era increíble, podía conseguir cualquier cosa con una sonrisa.

When Future Becomes Past.Where stories live. Discover now