Capítulo 60. No todo es tan malo

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—Yo... lo siento Will pero tienes que irte— dijo Dez intentando sonar lo más apenado posible.

—¿En serio? Pero si nos lo estamos pasando genial.

El chico hizo un puchero, por un segundo Dez no pudo evitar volver a pensar en lo joven que era y en la locura que estaba cometiendo. Cuando a los hombres les llegaba la “crisis de la edad” muchos se compraban un coche deportivo o se hacían un tatuaje pero ¿volverse homosexual a sus años? Eso era nuevo.

¿Pero era homosexual? El pelirrojo sabía que había un sinfín de orientaciones y aún tenía que pensar en cual encajaba, porque le seguían gustando las mujeres. O eso creía al menos.

—Lo siento— respondió disculpándose de nuevo —creo que una amiga necesita mi ayuda, parece urgente.

—Vale me voy— replicó Will sin disimular su frustración —pero el 31 pásate por el Lights & Sparks, tenemos fiesta de fin de año y me toca currar toda la noche.

Dez no respondió, estaba intentando recoger todo el desastre que habían formado en la cocina. Will se vistió rápidamente y se fue sin decir nada más.

Salió dando un portazo y caminó mirando al teléfono para buscar la parada de autobús más cercana. No vió a la mujer que había delante de él hasta que no se dió de bruces con ella.

—Perdona.

—No, ha sido mi culpa— respondió él cortésmente.

Miró a la mujer a los ojos y creyó percibir algo en su cara, una expresión de sorpresa, casi de horror se podría decir.

—¿Te conozco?— preguntó extrañado.

—Eh... no, adiós— la mujer dudó unos instantes debido al shock pero rápidamente le dió una negativa y se fue.

Era Trish, él no la conocía pero ella sí le conocía a él. Había reconocido perfectamente al chico que el día anterior estaba comiéndole la boca a su amigo. El pelo rubio y sobretodo los tres piercings que llevaba en una oreja le delataron.

Era aún más joven de lo que parecía a través de la ventana, Trish se sintió horrorizada ¿sería mayor de edad? Envuelta en oscuros pensamientos llegó a la puerta y llamó insistentemente.

Abrió la puerta un Dez al que hacía mucho tiempo que no veía, llevaba ropa de deporte limpia, se había afeitado y esas ojeras que habían aparecido hacía unos meses casi eran invisibles.

—Tenemos que irnos— dijo ella señalando su coche aparcado más abajo.

—¿Qué ha pasado?

—Ally está en el hospital, ha...— dudó unos segundos en los que las lágrimas brotaron hasta sus ojos, pero haciendo un esfuerzo no las dejó salir —ha tenido un aborto espontáneo y ha perdido al niño.

—¿Ahora?— preguntó él nervioso.

—Hace casi veinticuatro horas Dez.

El pelirrojo tragó saliva. Su estúpido romance, si es que se le podía llamar así, le había tenido tan absorto que no se había enterado de nada de lo que había pasado en la vida de sus mejores amigos.

—¿Cómo están ellos?— inquirió en un hilo de voz.

—Ally está débil pero se recupera lentamente, la niña está estable y parece que el embarazo sigue con normalidad— las siguientes palabras las remarcó tanto que Dez sintió como si le estuviese pegando una puñalada al corazón —tu mejor amigo ha pasado uno de los peores momentos de su vida.

Eso se quedó grabado en su mente, su mejor amigo había pasado uno de los peores momentos de su vida y él no había estado allí para apoyarle.

Era como si las últimas horas que había pasado con Will fuesen como un sueño de esos en los que te despiertas y no sabes si quieres volver a dormir u olvidarlo por completo.

When Future Becomes Past.Where stories live. Discover now