Capítulo 71. Ensayando

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—Ally, no sabes las ganas que tenía de verte.

La joven se dió la vuelta y cuando vio a la última persona que imaginaba allí saltó a sus brazos.

—¡Mamá! ¿Pero no estabas en Tanzania?

—Sí, pero alguien me dijo que algo muy importante estaba apunto de pasar y que no debería perdérmelo— contestó mirando a Lester con una sonrisa.

Madre e hija se abrazaron de nuevo emocionadas por verse tras tanto tiempo.

—Disfruta de la fiesta— dijo Penny —este es tu día y te lo mereces.

De nuevo Austin y Ally se internaron en la multitud, comieron, bebieron, bailaron y cuando se dieron cuenta era más de la una de la noche.

Ally se sentó en las escaleras pensando en que debería decirle a su novio que tenían que poner unos bancos para los visitantes, ya que no había ningún lugar donde descansar.

—¿Estás bien?— preguntó el rubio dejándose caer a su lado y rodeándola con el brazo.

—Sí, es solo que me siento abrumada— respondió ella acercándose más a él —pero en el buen sentido, esto es increíble.

—¿Quieres que subamos a la sala de ensayo? Allí estarás más tranquila y aunque sea nuestra fiesta tenemos derecho a desaparecer un rato.

Ella asintió y cuando nadie pasaba cerca de ellos se escabulleron escaleras arriba.

En la antigua sala de ensayo el ruido se apagaba y ambos notaron que agradecían esa tranquilidad. Se sentaron en el banco del piano y las manos de Ally empezaron a tocar una melodía suave casi de manera inconsciente.

—Te quiero mucho— dijo Austin de repente.

—Yo también te quiero.

Se miraron a los ojos y algo en ellos se encendió, Ally se subió a horcajadas encima de su novio y tras desabrochar un botón de su camisa le empezó a acariciar el pecho. Él, que sabía perfectamente lo que eso significaba, empezó a besarle el cuello y la oreja a lo que ella respondía con risitas que era incapaz de controlar.

Le quitó la chaqueta y después la camisa dejando a la vista su pecho musculoso, se notaba que ese verano no había tomado el sol tanto como solía hacer ya que normalmente a esas alturas su piel era del color del caramelo y este año no era así.

Austin se dejó acariciar por su novia, era como si quisiese sentir cada centímetro de su piel para recordarlo después de esas semanas de ausencia. Despacio el joven llevó sus manos hacia el culo de Ally y tras comprobar que ella le sonreía con afirmación para que siguiera le agarró las nalgas deseando no soltarlas nunca.

—Me estoy poniendo muy cachondo— susurró Austin en su oído.

Como estaba encima de él Ally había notado la erección que empezaba a crecer entre sus piernas y con una sonrisa pícara llevó las manos hasta el cierre de su pantalón desabrochándolo lentamente.

Él le bajó la cremallera del vestido y como casi se le había subido hasta la cintura se lo pudo quitar con facilidad sacándolo por la cabeza.

—Un segundo— dijo Ally de repente —¿y si alguien sube y nos pilla?

—No te preocupes cariño, están todos demasiado ocupados en la fiesta... además... ¿no te da un poquito de morbo esta situación?—añadió él.

Su novia le quitó un mechón de pelo que se le había puesto delante de los ojos y como respuesta se llevó las manos a la espalda para quitarse el sujetador.

Se terminó de desnudar rápidamente, no había previsto esta situación y llevaba ropa interior de esa que solo se ponía cuando estaba con la regla o cuando sabía que Austin no la vería.

When Future Becomes Past.Where stories live. Discover now