𝓛𝓪 𝓯𝓮𝓻𝓲𝓪

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〘 Thomas Holland 〙

Salimos de la propiedad y fuimos en dirección a la calle transitada más cercana. Debía admitir que su plan de salir a escondidas había sido divertido, el salir por la ventana y saltando las rejas, la sensación de adrenalina ocasionada por la probabilidad de ser descubiertos fue algo que no había pasado en mi adolescencia.

— ¿Y cómo llegaremos a dónde quieres ir si no llevamos el coche? —le pregunté cuando llegamos al inicio de la calle.

—Hay algo llamado autobús, lo usaremos, nos dejará en el subterráneo y ahí nos vamos a dirigir hacia el parque de diversiones —explicó—, no es difícil llegar, he hecho esto miles de veces.

— ¿Autobús?, ¿Subterráneo? —negué—. ¿Y para qué harías eso si tenemos coche?

—Es parte de la experiencia, Holland, ¿Quieres parar de quejarte por todo y disfrutar al menos un poco?

Fuimos a la parada de autobuses, ahí esperamos a uno, cuando llegó, ella me hizo subir primero al interior del transporte y ella lo hizo después de mí.

El lugar era enorme y había gente sentada por distintos lugares, cada quién en sus asuntos. El autobús comenzó a moverse, el movimiento me hizo perder el equilibrio, me tuve que sostener del respaldo de un asiento.

—No te quedes ahí parado —me dijo _____ que se agarró de los aros que estaban colgados en los tubos cerca del techo del autobús—, vamos a sentarnos, ven.

Era tan extraño ver cómo ella caminaba con tanta familiaridad entre los pasillos hasta llegar a un par de asientos vacíos y sentarse en el más cercano a la ventana.

Para llegar a donde ella tuve que hacer maniobras entre sostenerme de los respaldos y los aros colgantes para llegar.

Sólo podía pensar en las millones de bacterias que ya había conseguido al tocar esos lugares que ya habían albergado miles de manos más a lo largo de años, no sólo días.

Me senté a un lado de ______. Ella estaba entretenida mirando por la ventana las calles que pasábamos pero yo estaba más atento a mi alrededor, tal vez por la constante incertidumbre que vivía desde mis diecinueve años de no saber cuándo habría en tu camino un infeliz que quisiera  meterte una bala en el cráneo si te descuidabas.

En esos momentos me lamenté el no haber pensado en traer conmigo mi arma. Y ______ no parecía preocupada por nada, a diferencia mía, ella sí estaba disfrutando de ese extraño viaje.

Llegamos y ella me hizo levantarme, cuando el autobús llegó, salimos por la puerta trasera y estábamos ya en las escaleras de entrada al subterráneo.

—Y aquí es —respondió antes de tomar mi mano—, vamos.

—Sin contacto físico está bien, gracias —respondí antes de evitar su tacto.

—De acuerdo, pero entonces no te alejes o te perderás.

— ¿De qué hablas? —la miré bajar corriendo las escaleras del lugar—, ¡Oye, espera!

Tuve que ir bajando a paso rápido las escaleras pero jamás corriendo. No entendía cómo ella podía correr por todos lados. Era como un conejo lleno de bebida energizante.

Por fin bajé las escaleras y seguí ese paso apresurado hacia donde ella iba.

— ¡_____! —exclamé.

— ¡Eres tan lento! —respondió con una enorme sonrisa en el rostro deteniéndose por fin—, ¡Andando, Thomas!

— ¿De dónde apago el interruptor de esa chica? —mascullé para mí antes de acercarme a ella.

𝓜𝓪𝓯𝓲𝓪 (+18)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum