Los Lebarde, una de las familias más importantes e influyentes de Europa encargadas de la mafia están en apuros económicos.
Se han visto obligados a pactar con los enemigos, la familia Holland para no caer en una crisis que acabaría con toda su fort...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
┏ ----------------------------------- ┓
Thomas Holland
┗ ----------------------------------- ┛
Salí de casa escoltado por dos de los autos de la guardia que tenía vigilando nuestra casa, James iba conmigo en el auto así que aproveché que él conducía para revisar mi agenda por el celular. Cuando llegamos a la tabaquera bajé del auto al estacionarse James y entré a la fábrica; recién me vio entrar la recepcionista me saludó con un asentimiento de cabeza. No intercambiamos más que ese gesto, entré al elevador y puse el piso de mi oficina. Al abrirse las puertas del ascensor salí de él, ya estaba mi asistente en su escritorio.
—Buenos días, señor Stanley —me saludó—. Su padre llamó hace media hora, preguntó por usted para saber qué nuevas noticias le tenía con respecto a las ventas; tiene una cita con algunos compradores a las diez y; uno de los proveedores trajo ya las provisiones faltantes, así que ya comenzó la producción.
—Bien, estaré en mi oficina. Que nadie entre a molestarme si no es estrictamente necesario, ¿de acuerdo?
—Sí, señor.
— ¿Hiciste la cita para el diseñador gráfico?
—Así es, la cita la programé para las nueve y media.
—Cuando llegue lo haces pasar.
—Claro que sí, señor.
Entré a mi oficina y cerré la puerta. Me dirigí a mi escritorio y al sentarme encendí el computador; por mi cabeza sólo pasaba la desaparición del menor y los posibles lugares en donde pudiera encontrarse. Sabía que Constantine era quien sabía el paradero del hijo de su ex, pero por las buenas no lo admitiría.
Llamaron a mi celular, miré el registro de llamada y cuando observé que se trataba de Ford, contesté.
— ¿Hay noticias del niño? —Cuestioné apenas la llamada se enlazó con la otra línea.
—Aún no, jefe. Llamaba para avisarle que ya hablé con Bongani, el joyero africano.
— ¿Y bien?
—Ya le he avisado del jet, no ha podido decir que no.
—Bien, yo me encargo. Te mandaré un mensaje cuando tenga la fecha para el envío del jet. Y sigan investigando el lugar de Gerald. No se lo comió la tierra, debe seguir dentro del país, las fronteras deben estar advertidas de la desaparición del menor, aprovechen que es un tema reciente para sacar información de fuentes confiables.
—Sí, jefe. Yo me encargo, hasta pronto.
Colgué la llamada nuevamente, me pasé la mano por mi cabello y en el computador comencé a revisar los estados de cuenta del último corte de caja hecho. Al terminar de revisar y asegurarme que el dinero había sido repartido y enviado de manera adecuada, llamé a mi padre.
