𝓟𝓵𝓪́𝓽𝓲𝓬𝓪 𝓭𝓮 𝓱𝓸𝓶𝓫𝓻𝓮𝓼

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〘 Thomas Holland 〙

Llegué a la fiesta con Zendaya. El lugar estaba lleno de personas de la industria de la moda, que era el medio en el que ella se desenvolvía. La llevaba de la mano, al llegar, varias personas se acercaron a dónde estábamos nosotros.

—Zendaya, necesitamos que vayas con los fotógrafos, está hecho todo un lío —pidió su asistonta, como le llamaba a la chica que le ayudaba con todo. Al verme, su cara de preocupación cambió a una de confusión—. Thomas, hola...

—Te dije que debía venir en cuanto antes —me comentó Zen—. Ya voy, Anne, ¿quiénes llegaron ya?

—Ah, creo que la mayoría de los proveedores para las telas de la nueva colección y clientes.

—Bien, que los atiendan cuanto antes —y volteó a verme—, ¿me acompañas?

—Claro —seguimos nuestro camino en dirección al estudio donde Zendaya hacía sus sesiones de fotografías para sus modelos.

Al entrar, todos estaban gritándose entre sí, las modelos estaban paradas sin saber qué pasaba y el camarógrafo discutía con el modista.

— ¡Maree! —el modista se acercó a ella para besar sus mejillas—. Ven a ordenar a estas brutas, la iluminación está mal, el maquillista y el estilista no han llegado y este señor insiste con empezar ya —el tipo me miró—. ¡Pero qué veo, ¿mis ojos no me engañan? Tommy!

Y antes de poder apartarme, el tipo me agarró de los brazos para besar mis mejillas.

—Rodrigo, quítate —le ordené al modista.

— ¡Qué genio! Ya recordé por qué todo estaba mejor sin tu presencia mandona por aquí.

—A ver, basta todos —pidió Zendaya—, Victor, espera un poco más al maquillista y al estilista, hay tiempo. Chicas, todas vayan mientras a ponerse las prendas de la nueva colección, Rodie, necesito que las ayudes, que no se pongan las incorrectas. ¡Andando! —pidió con una voz muy amable.

Yo negué antes de acercarme hasta el minibar para servirme whisky en un vaso limpio.

—Olvidaba lo abrumador que era venir contigo a estas cosas.

—Para ti respirar se te hace abrumador —reclamó en forma de burla antes de dirigirse a organizar a las personas encargadas de la sesión.

Le di un trago largo a mi vaso. No iba a soportar en ese lugar si al menos no estaba algo ebrio.

Aquella sesión duró máximo dos horas, cuando terminamos, ella me tomó de la mano.

—Ya deberíamos irnos a la fiesta —habló Zendaya acercándose a mí. Para ese momento, ya había terminado con la mitad de la botella.

—Sí, deberíamos —afirmé acabando lo último de mi trago antes de salir con ella en dirección al salón en donde estaba llevándose la recepción de los invitados.

El mesero llegó ofreciéndonos martini. Lo acepté sin demora alguna, le di un trago y Zendaya sólo me miró.

—Tom, ¿estás seguro? Te vas a cruzar —aseguró Zendaya a voz baja.

—Estoy bien, ¿quieres calmarte? Sé beber —respondí tratando de evitar sus reclamos.

—De acuerdo. Vamos a saludar por allá, son los nuevos clientes, se interesaron en la línea de verano, es una gran oportunidad que quieran negociar —aseguró ella.

—Claro, ya qué —murmuré cuando sentí que me jaló de la mano para presentarme a sus compradores, los conocía. Eran propietarios de la tienda departamental con más sucursales en el mundo, se dedicaban a la industria de la moda

𝓜𝓪𝓯𝓲𝓪 (+18)Where stories live. Discover now