𝓤𝓷 𝓹𝓮𝓺𝓾𝓮𝓷̃𝓸 𝓶𝓪𝓵𝓮𝓷𝓽𝓮𝓷𝓭𝓲𝓭𝓸

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Thomas Holland

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—Hola, Demián. —Intervine en la charla que mantenía Hilbert con aquél chico.

—Oh, mierda... —Respondió el chico que sonaba muy nervioso.

—Sí, "oh, mierda" —contesté—. ¿Disfrutaste llevarte el coche y las cosas de las señoritas Lebarde?

—Okay, sé que lo que sea que diga no será una excusa lo suficiente buena —rápidamente habló—. Pe-pero en mi defensa no sabía que se trataba de ellas.

—No, eso me quedó muy claro —mencioné con burla—. Escucha bien, tu amigo y tú tienen veinte minutos para llevar el coche junto a las cosas que les quitaron a la dirección que Hilbert te enviará a ese número del que hablas.

— ¿Veinte minutos?

—No soy mucho de amenazas, soy más de acciones —comenté—, pero si no están en el lugar para ese momento, no vamos a tener una charla muy amistosa exactamente si debo ir a buscarlos. Así que hagamos esto de la manera más diplomática posible y así como tuvieron huevos para despojar a las señoritas espero que los tengan para regresar todo.

Hilbert de nuevo tomó el control de la llamada.

—Viejo, más te vale llegar. El jefe está de buenas, no lo hagas tener que mandarnos a buscarte.

—De acuerdo, está bien. Llevaremos el coche y las pertenencias, sólo mándanos la ubicación y estaremos en veinte minutos.

Hilbert colgó la llamada después de escuchara disposición de aquél chico de regresar el coche y las pertenencias de las chicas.

—Dile que lo veremos en la vieja fábrica en las afueras de la ciudad —ordené a Hilbert y esta vez miré a Kenai—. ¿Llegaron en coche ustedes dos?

—Sí, el renault negro.

—Bien, Maximo se va en el coche con _____ y conmigo, que Bobbi y Constantine se vayan con ustedes en su coche.

En ese momento Maximo había llegado con las bebidas para las chicas y al escuchar mis indicaciones miró a todos en la sala sin entender a qué me refería.

— ¿Me perdí de mucho? —Preguntó Maximo dejando las bebidas en la mesa.

—No, sólo del joven Thomas siendo el joven Thomas. —Bobbi contestó dispuesto a levantarse de donde estaba sentado.

—Gracias por el chocolate, Maximo. —_____ tomó la el vaso desechable con su bebida, retiró un momento la tapa y sopló para enfriarlo y darle un pequeño sorbo.

—No hay de qué, tuve que amenazar al bartender para que me consiguiera chocolate pero lo logré.

—Debemos irnos para llegar antes que ellos—mencioné mirando la hora en mi reloj—. Espero que vengan listos. —Miré a Bobbi y Maximo, los dos afirmaron con sus cabezas saliendo del cuarto seguidos de Hilbert y Kenai.

— ¿Qué tan seguro estás de que esos cabrones lleguen? —Constantine preguntó levantándose de su asiento después de tomarse de tres tragos su bebida.

— ¿Te parece que tienen otra opción que no sea llegar? —Pregunté con burla mientras me levanté y le di la mano a mi esposa para ayudarla a levantarse igual.

—Bueno, me asaltaron esta tarde, puedo esperar cualquier cosa hoy. —Mencionó a regañadientes saliendo del salón.

_____ dio otro par de tragos a su chocolate antes de intentar ponerle la tapa al vaso de nuevo pero sin éxito, me volteó a ver por un momento y me estiró el vaso con la tapa sobrepuesta.

𝓜𝓪𝓯𝓲𝓪 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora