ALL OF ME [Chris Evans]

Extra VIII. Las Gemelas Evans

Victoria

Lo primero que diviso al abrir los ojos es la molesta luz del sol que me pega de lleno en la cara. Es irritante e insoportable sobre todo ahora que siento el cuerpo molido. 

Parece que hay algunas cosas que nunca cambian, yo sigo odiando las mañanas con toda mi alma, esa es una constante en mi vida. Solo descubrí en el camino esos pequeños detalles que las vuelven definitivamente extraordinarias, uno de ellos es Chris, el hombre que ahora mismo se encuentra durmiendo en el pequeño sofá junto a la cama. 

Tiene una manta encima, su mano estirada reposa sobre el colchón entrelazada con la mía. Me sostiene con mucha fuerza, lo cuál me hace divagar sobre lo sucedido la última vez que hablamos, antes de que cayera en la inconsciencia. 

Llegar aquí fue una pesadilla para mí, estaba muy asustada y triste. Recuerdo las palabras del Doctor, su preocupación por no poder salvarnos a mí y a mis bebés y luego estoy yo, rogándole a Chris que eligiera a nuestras hijas sobre mí. Si fueron las peores horas de mi vida y eso que estuve sedada y dormida la mayor parte del tiempo, no quiero ni imaginarme lo que fue para él. El infierno que tuvo que atravesar, cargando a sus espaldas mis demandas y seguramente también el peso emocional de nuestras familias. 

Me quedo observándolo un instante y luego paseo mis ojos por cada rincón de la habitación, que está repleta de globos, flores, corazones y peluches. Una parte de mí lo presentía, pero es gratificante poder confirmar a través de todo esto que mis bebés están bien también. 

Una suave sonrisa se instala en mi rostro al sentir movimiento a mi lado. Lo que no espero es que cuando Chris me mire, los ojos de a poco se le llenen de lágrimas.

—Ey — alarmada intento incorporarme pero no me da tiempo ni de coger fuerzas para cuando ya lo tengo sobre mí, abrazándome como si fuera la última vez que va a tener oportunidad de hacerlo.

—Te amo — le escucho susurrar con la voz echa pedazos — No sabes lo asustado que estaba, fueron las peores horas de mi vida. Sentí que te perdía...

—Tranquilo — lo callo al devolverle el abrazo con más fuerza, verlo tan vulnerable me pone mal — Todo salió muy bien, aquí estoy — le acaricio la espalda de arriba a abajo — Aquí estoy.