v. ❝rυмoreѕ.❞

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La cena con la familia Styles fue bastante cómoda. Cuando el rizado volvió del baño dejamos de tocar el tema de esa amistad que no compartía con casi nadie.

Luego de la cena, nos pusimos a hablar animadamente. Harry no era tan parlanchín con su familia. Aunque realmente nadie le contaba estupideces a su familia. O muchas personas no cuentan sus problemas a su familia.

No puede dejar de pensar en lo que Anne había dicho. Eso de que hace tres años que no llevaba a un amigo a casa, era algo bastante triste.

Me despedí de Harry con un apretón de manos y de Anne con un beso en la mejilla. Aunque ella, antes de que saliera de la casa, dijo:


—¡Ven a cenar cuando quieras!


Y vaya que me gustaría, pero no quería aprovecharme de su generosidad.

Salí de la casa de los Styles y emprendí mi camino hacia mi departamento.

Luego de caminar otros diez minutos bajo las luces de las farolas, llegué a dicho edificio.

Entré y caminé directo hacia el ascensor.

Presioné el botón y esperé a que llegara.

Estaba bastante cansado y lo único que quería era recostarme en mi nueva cama.

En cuanto las puertas se abrieron, me metí dentro y presioné el botón del piso cuatro.

Pude haber subido las escaleras, sólo eran cuatro pisos, pero realmente no tenía ganas de subir escaleras y menos de subir cuatro pisos.

Salí del ascensor y caminé hasta encontrar mi departamento, el número 405.

Ya pronto me encontraba inclinado sobre una de las tantas cajas que estaban desordenadamente puestas sobre una alfombra blanca que cubría casi toda la sala.

Había examinado varias cajas al azar y aún no podía encontrar ninguna camisa que pudiera usar para dormir.

Finalmente, me indigné conmigo mismo por ser tan desordenado y no marcar las cajas con cosas como "Ropa de Niall", como sale en las películas en donde el protagonista se muda.

Pero esto no era una jodida película y yo no era malditamente perfecto —y al parecer tampoco lo bastante listo como para pensar antes que tendría estos problemas—.

Me fui hacia mi habitación, la cual en realidad era la única que había. El departamento era bastante pequeño y estaba compuesto de una estrecha cocina, una sala de estar pequeña, un comedor, un baño y un dormitorio con espacio suficiente para poner algunos muebles además de mi cama.

Me quité los jeans, la camisa y los zapatos antes de tirarme sobre la cama. Solté un gruñido y una maldición en cuando sentí el duro colchón contra mi abdomen. Pronto me acostumbraría a eso, me intenté convencer a mi mismo.

Puse a cargar mi teléfono en mi mesita de noche, aun incómodo por el duro colchón.

Al menos mi almohada era la misma.


[...]


Me desperté cuando el sol me dio una cachetada en la cara... no tan literalmente. Pero fue casi la misma sensación que cuando te golpean. Normalmente te queda rojo y una sensación de ardor. Pues así fue. Sentí ardor en mi mejilla derecha y cuando abrí los ojos casi quedo ciego. Aunque suene lo más cliché del mundo, así fue.

Me levanté y rebusqué en una de las cajas mi toalla. Cuando la encontré corrí al baño a darme un baño.

La verdad es que ese día estaba bastante atrasado, así que más o menos corrí por toda la casa con la toalla amarrada a la cintura en cuanto salí del baño y me puse a buscar la ropa que me pondría hoy. Al menos sabía perfectamente en donde estaban.

puzzle; nouis.Where stories live. Discover now