XXV. ❝Recompensa.❞

1.2K 177 14
                                    


Lo que yo usualmente hacía al terminar mi turno era ir a almorzar.


Harry se iba unos minutos antes ya que ayudaba a su madre en algunas cosas en su casa. 


Ustedes se imaginaran que en mi almuerzo yo iba a comer algo como McDonald's o una Pizza, pero no. Yo iba a un supermercado que se ubicaba a una calle de aquí y... bueno, normalmente hay muchas promotoras y promotores ofreciendo comida gratis... Y, vamos, son galletas, a veces hasta sopas instantáneas y refrescos. Y no es como si yo tuviera el dinero —propio— suficiente como para ir a un restaurant de primera clase y comer una pequeña porción que me costara un órgano.


Pero hoy no podía ir a mendigar en los pasillos del supermercado, poniendo ojos de cachorrito cuando me terminaba una galleta y quería más. No, hoy no.


Hoy no porque Louis me había preguntado si quería almorzar con él y yo —obviamente— le había dicho que sí.


Entonces ahí estuvo él por unos treinta minutos mientras esperaba a que yo terminaba, observando unos libros y tomando algunos en sus manos unos minutos, hasta que encontraba otro más interesante y desistía, dejando uno por ahí mientras tomaba otro.


Y sí, yo estaba en mi faceta de psicopata observando todos sus movimientos.


Habían algunos clientes que me preguntaban cosas y yo efectivamente tenía que salir de mi trance para responder.


Di un último suspiro y tome las dos bolsas que había guardado y fui en busca de Louis y el dio un pequeño brinco, presionando dos libros, que no conocía, contra su pecho.


Él dio una rápida mirada a las bolsas que traía, aunque no les dio importancia.


Probablemente pensó que era algo del trabajo.


—¿Vamos a almorzar? —preguntó él, con una sonrisa asomándose en su hermoso rostro.


—Claro, ¿vas a comprar eso? —pregunté y él asintió, comenzando a caminar hacia la caja.


El rápidamente entregó una tarjeta de cliente frecuente y pagó.


Yo me hubiera ofrecido en comprárselos, pero ya había gastado bastante dinero en los otros libros y mi condición económica no era la mejor del mundo.


El arriendo de mi departamento era algo caro para su tamaño y a demás compraba comida a veces. También estaba ahorrando para una bicicleta y el pago de mi trabajo era... regular.


Louis tomó su bolsa y me tendió su mano desocupada.


El sonrojo que ya se hacia normal en mis mejillas no tardó en aparecer.


Con algo de dificultad tomé ambas bolsas en una de mis manos; los libros eran increíblemente pesados para su tamaño, y luego tomé la mano de Louis.


Él sonrió ampliamente y yo lo imité.


Luego de eso ambos salimos de la librería hablando y riendo.


[...]


Había escogido comer pollo asado y Louis había pedido comida china.


Había estado echándole montones de ketchup a cada bocado, aunque intentando ser moderado de alguna extraña forma.


Louis, por su lado, comía pequeños bocados de su plato y terminó varios minutos después que yo.


Y ese fue el momento en el que le entregué sus regalos.


Tomé las bolsa que se encontraban en el suelo, y metí una de mis manos, sacando primero dos libros y luego los otros dos.


Louis pareció darse cuenta de que eran para él, pero como no estaba seguro no dijo nada.


Lo miré a él unos segundos, quien observaba con curiosidad.


—Son para ti —dije, finalmente, sonrojándome un poco y arrastrando con una de mis manos los libros empapelados con papel de regalo cerca de él.


—¿Para...? ¿Para mí? —Louis parecía ligeramente confundido y algo conmocionado.


Asentí con la cabeza varias veces.


Él sonrió ampliamente y, como estaba sentado a mi lado, me abrazó con fuerza, aunque era una fuerza agradable.


—Muchas gracias, no tenias que hacerlo —murmuró.


Pero él aun no sabía qué libros eran.


Probablemente se hacía una idea de un libro para niños de diez años, supongo que ya se ha dado cuenta de que no sé nada de libros.


—Ábrelos. —Fue más como una orden, pero en un tono pacífico.


Él asintió y despojó del papel de regalo a uno de los cinco libros que estaban sobre la mesa.


Su sonrisa se amplió. No pensé que eso fuera posible.


—¡Muchísimas gracias, en serio! —exclamó él, sin importar que muchas personas nos miraran.


Luego de eso, dejó el libro a un lado y tomó el cuello de mi camisa celeste de trabajo —sí, un sexy uniforme— y me atrajo hacía él, haciendo que mis labios y los de él se juntaran.


Vaya, yo realmente tenía que—y quería— comprarle más libros si me iba a dar esta recompensa.


•••


N/A: ¡Hola! Primero que nada, quería agradecerles mucho, mucho, porque hoy la historia llegó a los 800 votos y hace unos días a las 6K y estoy muy emocionada por esto.

Este capítulo fue una súper excepción, porque yo no tenía pensado subir hoy, ya que no he tenido nada de tiempo para escribir y tengo que estudiar, pero tómenlo como muestra de mi felicidad. Además, supongo que quedó bonito, a mí me gustó mucho aunque está corto.

Bueno, eso. Nuevamente, ¡muchas gracias!」

puzzle; nouis.Where stories live. Discover now